La Prensa de calidad constituye un poder y un contrapoder, según periodistas de importantes diarios
La Prensa de elite constituye al mismo tiempo una pieza del poder constituido y también un órgano de contrapoder. En esta conclusión se han mostrado de acuerdo periodistas de Le Monde, Repubblica, The New York Times y EL PAÍS, que participan en el congreso internacional sobre Prensa y realidad social que está celebrándose en Bolonia (Italia) con el patrocinio del jefe del Estado, Sandro Perfini.
Intervino en primer lugar Juan Luis Cebrián, director de EL PAIS, quien se preguntó cómo se puede conjugar el que un periódico tenga que ser al mismo tiempo una pieza del poder constituido y un órgano de contrapoder, una institución dentro de la institución y una función crítica de todas las instituciones. Cebrián apuntó que en esa contradicción, real o aparente, se basa la llamada paradoja de la gran Prensa, constreñida a ser un poder y también una subversión pacífica a ese mismo poder."Con frecuencia", dijo Cebrián, "la gente piensa que los periódicos democráticos forman parte del mismo sistema que critican" y se preguntó: "¿Estamos en el poder o en la oposición?".
Jean-Marie Dupont, de Le Monde, expresó que su punto de vista es convergente con el del director de EL PAÍS, ya que, dijo, es este poder y contrapoder al mismo tiempo nuestra "gran ambigüedad". Un diario democrático, dijo, debe dar al mismo tiempo voz a la clase dominante y a la minoría marginada.
El director del diario italiano Repubblica, Eugenio Scalfari, recalcó que estaba de acuerdo con el director de EL PAÍS porque es verdad que un periódico es hoy un auténtico poder en cuanto posee, dijo, "un papel institucional garantizado y protegido", como, por ejemplo, el de la magistratura. Pero al mismo tiempo es contrapoder porque un periódico tiene también la función de "vigilar para que las demás, instituciones cumplan con su función sin desbordar sus lindes constitucionales".
