El diario francés 'Le Monde' no apareció ayer por una huelga de sus empleados administrativos
El diario independiente Le Monde, el más prestigioso de Francia, no apareció ayer en los quioscos a causa de una huelga espontánea de una de las tres categorías de obreros del periódico, los llamados empleados, denominación que abarca a los administrativos, o lo que pudiera llamarse la burocracia de la empresa. Se trata, en suma, de una nueva alerta de la crisis que vive el periódico. Anoche se esperaba que hoy, martes, se superarían de momento las divergencias entre la dirección y los administrativos, y, que Le Monde podría, reaparecer normalmente.
La plantilla de Le Monde se acerca a las 1.300 personas, divididas en tres categorías: periodistas, linotipistas y los empleados. Éstos -secretariados y demás puestos de servicios- suman alrededor de 500 personas, y ayer, espontáneamente, se declararon en huelga e impidieron la difusión del periódico.El problema que plantean los empleados se inscribe en la crisis financiera que atraviesa el periódico desde hace más de dos años, y que puede resumirse como sigue: 80 millones de francos (1.440 millones de pesetas) de pérdidas, cerca de 50.000 ejemplares de venta perdidos en el mismo período y una baja importante de la publicidad.
Esta crisis se atribuye a dos causas fundamentales. Por un lado, se hicieron inversiones improductivas en los tiempos de crecimiento salvaje (una nómina excesiva sobre todo), que actualmente le crean al periódico un problema estructural. Por otro lado, en los tres últimos años el diario ha tenido una coloración política pro socialista, que le ha restado lectores.
Para superar esta situación -que, como lo prueba la huelga de ayer, amenaza en serio la vida de Le Monde- el director actual, André Laurens, intenta vender el actual edificio del periódico y una de sus dos imprentas, rebajando al mismo tiempo los salarios y remodelando la fabricación del periódico. Sobre este último punto, según pudo saberse ayer, la dirección parece que toma como referencia a EL PAIS: su diseño y sus diversas componentes tecnológicas.
Los empleados se consideran como las víctimas de un bocadillo: por un lado, los linotipistas negocian con la dirección su estatuto. Los empleados, por el contrario, se plantaron ayer para exigir una negociación porque, a largo plazo, estiman que a la hora de reducir personal serán los paganos de la crisis.
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