La diáspora 'ultra'
La atomización de los grupos violentos dificulta su control policial
Los elementos más activos de la extrema derecha, susceptibles de actuaciones violentas, se hallan diseminados en grupúsculos muy pequeños y además reñidos entre sí, según aseguran fuentes policiales. Sin embargo, la inexistencia de un terrorismo organizado 'ultra', hace, para Interior, mucho más difícil prevenir un acto violento, "porque no se puede estar encima de cada uno de ellos", según fuentes policiales.El último acto ultra de envergadura ocurrió en octubre de 1983, cuando Ricardo Sáenz de Ynestrillas -hijo del comandante del mismo nombre condenado por la intentona golpista operación Galaxia-, Antonio Salmerón y Gerardo López Laguna sustrajeron en una calle madrileña a punta de metralleta las armas de dos policías nacionales que intentaban identificarles. Los dos primeros se hallan en la cárcel pendientes de juicio y el tercero ha huido al extranjero.
Interior, que lamenta la desaparición de Fuerza Nueva -"sabíamos dónde estaban; ahora cada uno anda por su lado"-, concentra su atención en un reducido número de grupos. Uno de ellos es Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE), que "tiene un peligro potencial tremendo", según fuentes policiales. De ideología nazi, tiene conexiones muy grandes con grupos europeos y, en particular, alemanes. Sus miembros, principalmente radicados en Barcolona, no superan el centenar.
Otro grupúsculo objeto de seguimiento es Patria y Libertad, dirigido en Madrid por Jorge Cutillas y en Barcelona por Ernesto Milá, muy vinculado al ultra italiano Stefano de la Chiae. Cutillas fue detenido en 1982 por su presunta participación en agresiones contra autocares que transportaban 256 niños vascos a Madrid. Milá fue juzgado en marzo de 1984 por algaradas callejeras ocurridas en junio de 1980 y un atentado contra un local de UCD. Editan un folleto. Como grupo aún no han realizado ninguna acción violenta. Sus integrantes se aproximan a la centena. Combinan una ideología joseantoniana y catolicismo a ultranza.
Menor entidad tiene Bases Autónomas, creada por una veintena de miembros procedentes de las autodisueltas Juventudes Nacionalistas Revolucionarias (JNR), de ideología nazi. Carecen de sede y se hallan exclusivamente en Madrid. No han realizado ninguna acción. "Se limitan a conspirar".
La organización Primera Línea aglutina a los elementos más radicales de Falange y está dirigida por Juan José Molina González, acusado de dirigir en enero de 1979 el asalto a la facultad de Derecho de la universidad Complutense de Madrid, a consecuencia del cual resultaron varios alumnos heridos de bala. La revista Interviú le ha atribuido contactos con la Embajada libia. Posee cerca de 60 miembros, radicados prácticamente en Madrid.
Interior tampoco pierde de vista a las Juventudes Vikingas, aunque carecen de la infraestructura del grupo homólogo alemán, en cuyo poder llegaron a obrar tanquetas. Las dirige el ex SS Walter Mattheai. Realizan acampadas en la sierra madrileña y en Lugo, donde simulan ejercicios castrenses. Precisamente a raíz de una denuncia vecinal por estas maniobras paramilitares fueron detenidos en septiembre de 1983 el capitán Walter, su hijo Gabriel y su lugarteniente, Miguel Borja. Les fueron intervenidos dos revólveres, un mosquetón, una emisora de radio, dos teléfonos de campaña y alambre de espino, prendas militares y machetes e insignias nazis.
La Legión de San Miguel Arcángel está prácticamente desmantelada tras el encarcelamiento de Ricardo Sáenz de Ynestrillas y Antonio Salmerón y la huida de Gerardo López Laguna, de la que los tres formaban parte.
Sobre el Batallón Vasco Español, fuentes policiales aseguran que "no existe". "Fueron cuatro tíos que se reunieron a poner bombas allá arriba y se autodenominaban así, pero nada más". Otro tanto afirma la Policía de la Triple A, Antiterrorismo ETA (ATE), etcétera. También han desaparecido el Frente de la Juventud, Orden Nuevo, la Guardia de Franco y los Guerrilleros de Cristo Rey. El armamento en manos de elementos de estos grupos proviene de las numerosas pistolas que poseía la exetrema derecha de antiguo, según fuentes policiales. No hay aprovisionamiento organizado, por más que se hayan investigado supuestos envíos desde Portugal, según Interior. Medios policiales estiman que uno de cada 10 ultras dispone de armas.
Las sospechas sobre financiación de la extrema derecha proveniente de dos países africanos y de banqueros y empresarios españoles todavía no han cuajado en algo concreto. El semanario de la RFA Der Spiegel ha señalado recientemente cómo una fundación de este país aportó casi 28 millones de pesetas anuales para financiar actividades ultras en España a través del Instituto de Estudios Sociales (leso), creado en 1977.
La esperanza del golpe
La progresión decreciente de atentados ultras en cantidad y gravedad es explicada del siguiente modo por expertos en la lucha antiinvolucionista: "La gente de extrema derecha se acuesta por la noche no pensando en un acto terrorista para desestabilizar el país, sino pensando en que a la mañana siguiente van a estar los tanques en la calle y en salir a apoyarles".
Fuentes policiales aseguran que el golpe no tiene ninguna posibilidad y que los focos conspirativos se concentran básicamente en Madrid y en unos escasos golpistas de toda la vida, harto localizados y conocidos. "La mayoría de los mandos que fueron trasladados a provincias cuando la intentona golpista del 27 de octubre ha regresado a Madrid. La Unión de Militares Españoles está aquí en Madrid. Son muy conocidos y no tienen ningún carisma entre el Ejército, pero de alguna manera son los conspiradores natos, porque saben que no tienen nada qué hacer en su carrera militar y entonces conspiran. Y la verdad es que conspiran muy bien", explican fuentes policiales. En su mayoría se hallan destinados en puestos burocráticos, si bien al menos dos de ellos gozan de mando de tropas, según dichas fuentes, lo que, a juicio de éstas, contraviene el espíritu con que fueron acordadas ciertas medidas tras el 27-0.
Medios policiales destacan que en el Gobierno Militar de Madrid estén destinados el comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas, condenado por su participación en la operación Galaxia y alejado tras el 27-0 de Madrid; el capitán Blas Piñar -hijo del dirigente ultraderechista de igual nombre-, que cumplió dos meses de arresto y posteriormente fue destinado fuera de Madrid como firmante del manifiesto de los cien, y el capitán Ignacio Gasca Quintín, expedientado y trasladado forzoso como firmante de dicho texto y que apareció en las listas del 27-O.
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