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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La maté porque era mía

Cuando una mujer es asesinada por su marido, se da por supuesto que el móvil del crimen son los celos. Así, el día 6 de noviembre salió en EL PAÍS y en los demás diarios de la mañana la noticia en la que se daba cuenta de que una mujer de 62 años había sido asesinada por su marido después de que éste, premeditadamente, hubiera cerrado la puerta de la habitación para que nadie pudiera evitar su crimen. El titular de la información era: Una mujer asesinada por su marido por celos. Este titular, recogido unánimemente por todos los periódicos, crea la sospecha de si era la transcripción de la nota de la policía, que, con inusitada frecuencia y atribuyéndose funciones que no le corresponden, califica los hechos delictivos que se producen en el país, así como, sus motivos.Lo preocupante de este hecho no es la calificación policial, sino que los periodistas que recibieron tal información no se molestaron en profundizar en los antecedentes de la acción criminal y dieron por supuesto que el móvil del crimen eran los celos. Luego resultó que el único móvil que se desprende de la nota publicada es el económico, o en todo caso los trámites de separación matrimonial que se pretendían llevar a cabo, dada la situación vejatoria que soportaba la víctima.

Los profesionales de la información, que acertadamente critican la actuación de los cuerpos policiales y de la judicatura, deberían barrer su propia casa simultáneamente, pues no resultan diferentes de ellos en sus convicciones sociales. Cuando una mujer es asesinada por su marido transcriben mecánica e inconscientemente la pequeña nota, diaria por otra parte, en la que aparece un atenuante cualificado, como es el arrebato pasional, que frecuentemente se aplica sin rechistar por nuestros tribunales.

Cuando, como hecho extraordinario, una mujer mata al marido, realizan un gran despliegue informativo en el que se califica a la homicida de mantis religiosa, como fue el caso de Neus Soldevilla, a la que se aplicaron en la Prensa toda clase de agravantes, a pesar del martirio sufrido por ella y su familia hasta realizar el crimen.

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Sería deseable que los profesionales de la información comprendieran que muchas veces el móvil de estos crímenes domésticos no son los celos, sino la conciencia de propiedad que tienen los maridos respecto a sus mujeres, sentimiento que se agudiza cuando ellas deciden separarse y dejar de ser objeto de su propiedad.

Sólo en el entendimiento social de que se mata a la mujer por el dicho de que "antes muerta que de otro" se podrá hacer cambiar la mentalidad de policías y magistrados, que, en definitiva, con su actuación no hacen sino reflejar la mentalidad machista imperante en nuestra sociedad, a la que, como se ve, nadie es ajeno-

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