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El coeficiente de caja de las entidades financieras no será reducido de forma inmediata

La banca esperaba un gesto por parte de la Administración. Los presidentes de los grandes bancos, que mantuvieron el miércoles un almuerzo al que asistieron todos salvo Emilio Botín -Banco de Santander-, consideraron la posibilidad de que el Banco de España redujera el nivel del coericiente de caja que tienen que cubrir las instituciones financieras, situado en estos momentos en el 18% del pasivo. Aunque existe una cierta predisposición a modiricar a la baja este coeficiente, en medios oriciales se considera que es aún pronto para proceder a ello.

La comida que celebraron los presidentes de seis de los siete grandes bancos -Central, Banesto, Hispano, Bilbao, Vizcaya y Popular- se centró en algunos de los temas que están pendientes, como el nivel de coeficientes, la carta que el subgobernador del Banco de España envió a los bancos pidiendo información sobre cómo van a hacer frente a las obligaciones que las entidades tienen contraídas con sus jubilados y los trabajadores en activo, la necesidad de que en el primer trimestre del año próximo presenten los balances consolidados de las sociedades de cada grupo financiero y la aplicación de la circular sobre provisión para el riesgo-país.Cuando, hace aproximadamente un mes, los presidentes de los grandes bancos se reunieron en otro almuerzo con el gobernador del Banco de España, éste señaló la posibilidad de que en un plazo no determinado, y en función de una evolución positiva de la financlación del déficit público, la Administración podría reducir la presión que ejerce sobre la banca a través de los coeficientes obligatorios, y en concreto el de caja.

Algunos de los grandes bancos piensan que ya se están dando las condiciones para que se produzca esa reducción del coeficiente, aunque sea simbólica. Según éstos, el Tesoro está consiguiendo financiar una parte creciente del déficit obteniendo los fondos necesarios del ahorrador privado. En este sentido se señala que, de continuar esta tendencia, las exigencias de dinero a las instituciones financieras deberían decrecer en esa misma proporción.

Lo cierto es que el Estado ha cubierto con creces los límites de endeudamiento interior que tenía aprobados por la ley de Presupuestos Generales del Estado para 1984.

El Consejo de Ministros del miércoles pasado aprobó ampliar el techo de endeudamiento interior -reduciendo el exterior- en 6.000 millones de pesetas adicionales, que es la cantidad no utilizada hasta ahora.

El Tesoro ha colocado 10.737 millones de pesetas en deuda a tres años, que era la cantidad que quedaba; asimismo, emitirá 6.50,0 millones de pesetas en obligaciones del Estado a largo plazo, y de los 180.000 millones de pesetas que el público había solicitado en bonos del Estado a dos años de amortización, sólo puede conceder 70.000 millones, mediante prorrateo. Existe, por tanto, una demanda de títulos públicos que no va a poder ser satisfecha, dadas las limitaciones legales existentes.

En esta situación es en la que se basan algunos bancos para estímar que el Banco de España podría proceder a reducir el nivel del coeficiente de caja, liberando recursos de las entidades financieras que podrían aumentar los fondos hacia el sector privado de la econ.omía. En medios oficiales se considera que es aún pronto para considerar que el ahorrador privado está acudiendo de forma importante a financiar el déficit público.

Exceso de liquidez

Por otra parte, la liquidez existente en el mercado y el mantenimiento de la buena marcha del sector exterior, que sigue introduciendo divisas en el conjunto del sistema financiero, no parece aconsejar todavía una cifra mayor de la cantidad de dinero en circulación.Las elevadas subastas de préstamos que viene celebrando el Banco de España en estos días obedecen a causas coyunturales, como el desembolso del pago de impuestos realizado en los primeros días de noviembre, y las necesidades de fondos cesarán en unos 10 días, cuando Hacienda utilice el dinero de los impuestos para realizar pagos pendientes.

La imposibilidad de que los bancos y cajas de ahorro sigan colocando sus excedentes de liquidez en pagarés del Tesoro en los próximos meses, al estar prácticamente cubierto el límite establecido para este año, y el mantenimiento de la debilidad de la demanda de crédito del sector privado van a seguir forzando a las instituciones financieras a ir a la baja en sus tipos de interés para obtener rentabilidad a su pasivo.

El convencimiento de que esta situación es irreversible en un plazo no inferior a un año hace que los bancos hayan vuelto a realizar operaciones por debajo del preferencial y que desde instancias oficiales se presione para que se produzca una reducción de los tipos preferenciales. El secretario general del Banco Popular señaló que las previsiones para 1985 son que el rendimiento de su inversión descienda entre 1,5 y 2 puntos.

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