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Una sombrilla muy pequeña para cubrir a toda la famifia

Después de unos leves chaparrones, el tiempo se ha decidido a meterse en agua. O, dicho de otra forma, la borrasca que anunciaban los expertos ha sido más fuerte de lo esperado. Las escuetas subidas en algunos valores seleccionados se han limitado a muy pocos -excesivamente pocos-, por lo que el índice general de la Bolsa de Madrid no ha tenido otra salida que ceder 91 centésimas.Este dato puede parecer puramente anecdótico, pero algunos fans del chart consideran que una segunda ruptura del fondo del 142% no augura nada bueno. Quizá sea necesario recordar otra vez que hace más de una semana los chartistas habían augurado una caída hasta cotas cercanas al 137%. Los optimistas discutían ayer esta posibilidad. Pero la alternativa que proponían era el 139%. Para otros muchos, ésta es una discusión bizantina.

Y nada que objetar a la herencia cultural de Justiniano. El caso es que, en definitiva, casi todo el mundo parece apostar por una etapa bajista, independientemente de que el descenso llegue dos puntos arriba o abajo.

Pocos analistas, sin embargo, parecen haberse sorprendido por esta evolución poco deseable del mercado. No es cosa de aburrir a nadie, pero las incógnitas continúan sirviendo de mordaza a esos dineros frescos que esperan cualquier señal milagrosa para decidir su colocación futura. Ayer, es ocioso decirlo, no ocurrió nada nuevo. Por el momento, la posición de la peseta frente al dólar se ha estabilizado, y aunque la divisa norteamericana se ha depreciado sensiblemente, lo que favorece a las eléctricas, estos valores han continuado sumidos en cierta apatía. Esos mismos optimistas consideraban que el castigo de ayer afectó menos a estas sociedades precisamente por las condiciones objetivas que les amparan. Bien, nada que objetar, pero es necesario recibir información para salir del punto muerto.

La crisis, por otra parte, se hace notar a casi todos los niveles. El volumen de contratación disminuye de forma continuada, y en la reunión del lunes sólo se alcanzaron 1.059,6 millones de pesetas efectivas. Otro dato significativo, las compras a crédito, demostraron que existe aún cierta confianza en otra fase alcista, ya que anteayer se contrataron 99,8 millones de pesetas, de los que Unión-Fenosa se llevó prácticamente la mitad, y el resto se distribuyó entre otros valores eléctricos, a los que habría que añadir Urbis.

Por lo demás, los bancos continúan en una posición excesivamente discreta (ayer, con un saldo negativo por caja para todos y cada uno de los siete grandes), que totalizó 110.971 títulos a la venta. Algunos, sin embargo, esperan alguna reactivación en este sector antes de que termine el año.

La pequeña novedad de la jornada estuvo centrada en el inicio del pago de dividendo de Centronorte de Inversiones, que repartio 50 pesetas netas a cuenta del ejercicio 1984. No es demasiado en la víspera de las elecciones norteamericanas, cuyo desenlace influirá decisivamente en la marcha de la economía occidental en los próximos cuatro años. Pero el mercado parece haber descontado totalmente el triunfo de Reagan. Las reacciones vendrían si Mondale termina convirtiéndose en el futuro inquilino de la Casa Blanca.

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