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Mata a su esposa por celos durante una discusión

Eusebio Mendiola Triguero, de 63 años de edad, mató ayer a su esposa, Rosario Rufaco Grandal, de 60 años, en el curso de una discusión por los celos del esposo, a las nueve de la mañana, en el domicilio conyugal, situado en el número 153 de la calle de Encomienda de Palacios, en el barrio de Moratalaz. El hombre asestó dos puñaladas a su esposa con un cuchillo de cocina. La mujer murió antes de ser trasladada a un centro sanitario. Triguero permaneció en la vivienda hasta que fue detenido por los agentes de policía que habían sido avisados por uno de sus hijos.

La disputa se inició porque habían decidido separarse y el hombre había pedido dinero a su esposa para iniciar los trámites legales.Cuando ocurrieron los hechos se encontraba en la vivienda el hijo mayor del matrimonio, Luis Mendiola, que vivía con sus padres. Un familiar ha manifestado que Luis oyó la discusión, pero no pudo hacer nada porque su padre cerró la puerta con pestillo cuando entró en la habitación en la que Rosario estaba haciendo las camas. El hijo del matrimonio, al darse cuenta de la gravedad de los hechos, avisó a una hermana por teléfono y fue ésta la que llamó a la policía para que acudiera al domicilio.

Varios miembros de la familia coincidieron en manifestar que Eusebio Mendiola "siempre ha sido muy violento", y añadieron que "es feliz haciendo la vida imposible a todo el mundo". Según las mismas personas, ante su continuo mal humor "todos nos callábamos y le dejábamos hacer". Estos familiares del parricida no creen que cuando agredió a su esposa estuviera en un momento de enajenación mental, porque aseguran que siempre ha razonado perfectamente y nunca ha recibido tratamiento psiquiátrico. "Lo único es que siempre ha hecho todo a su manera".

El yerno del matrimonio manifestó que Mendiola "dará la versión que más le interese, pero su mujer era una excelente persona, que no le dio nunca ningún motivo que justificase su agresión". Otro familiar aseguró que durante un viaje que realizaron con el matrimonio, "Eusebio insultaba por cualquier cosa a su esposa, y ella lo aceptaba con paciencia diciendo que era su forma de ser".

Los vecinos del inmueble donde vivía la pareja manifestaron que Rosario Rufaco "era una mujer muy agradable, que se llevaba bien con todos".

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