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Querido Manolo

Cuando se trabaja en un medio como EL PAIS se tiende a personificarlo y a darle la estructura que se merece. Por eso, cada vez que abro una página de EL PAIS en la que aparece el reclamo Querido Manolo no puedo evitar una sacudida del espíritu, como sí una voz semital y telúrica me convocara hacia la reconvención, el consejo o la felicitación.El reclamo no suele aparecer siempre en la misma página. Esta vez lo veo en la 19, debajo mismo de una nota sobre el malestar del Gobierno vasco por unas declaraciones de García Damborenea. Querido Manolo. Mande... Mande... dice mi subconsciente con la vocecilla temblorosa y EL PAIS, ese gigante semital y telúrico, sigue hablando y propone a todos los manolos del mundo, al Manolo universal, que se suscriba a EL PAIS, Edición Internacional. Es decir, el mensaje no venía a por mí, y eso me tranquiliza, pero cuantas veces lo veo reproducido, mi reacción sigue siendo la misma. Querido Manolo. Mande... Mande...

Supongo que los creativos de la campaña tendrán sus razones para haber escogido el nombre Manolo. Yo interpreto la elección como un signo del consumismo de los tiempos. Engullidos y metabolízados nombres como Paco, Juan, Pepe, se veía venir que Manolo iba a convertirse en nombre referencial, por su polisemia que va desde lo zarzuelero (Don Manolito) hasta la importante cantidad de delanteros centro que se han llamado Manolo, por la eufonía de ariete lento pero seguro que Dios le ha dado al patronímico.. Nombre de líder de la oposición conservadora y de penúltimo filósofo marxista, de camarero diligente y de urú de Calahorra, de maricón de playa y del que pone el Panda para irnos a bañar al salto del Alberche, nombre insumergible y para ser gritado: ¡Manolo!

Sabían lo que se hacían los publicitarios cuando lo eligieron, conscientes de que Manolo es a Paco lo que la posmodernidad a la modernidad, o el bocadillo de lechuga y huevo duro al bocadillo de tortilla de patatas, que estuvo a punto de hacemos juanes cuando estudiábamos para manolos.

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