Rajiv, un líder sin carisma, pero con vocación de progreso
El nuevo primer ministro de la India, Rajiv Gandhi, es, para el indio de la calle, poco más que el siguiente eslabón de una dinastía electiva. Después del Pandit Nehru. vino Indira Gandhi, y al ser ésta asesinada, su hijo, Rajiv. Para el pueblo, Rajiv es un Nehru III.También es el hombre, piensan muchos indios, qae, por edad e inclinaciones y si todo marcha bien, podrá, sacai, a la nación de la antigüedad y meterla en el siglo XX.
Rajiv tiene 39 años, cree en la tecnología y en la empresa privada. Se le ha visto en casa vestido con pantalones tejanos de importación.
Sólo tiene dos hijos, conforme mandan los cánones gubernamentales de control de la natalidad, y abandonó la universidad inglesa de Cambridge, donde conoció a su mujer, Sonia, de origen italiano,sin llegar a terminar sus estudios de peritaje. Un intelectual en un país mágico, sugestionable y emotivo no es lo que el pueblo admira o comprende mejor.
Lo que la gente de la calle quiere es un hombre fuerte, poco dubitativo, nada vulnerable y dispuesto a la acción. La Prensa critica abiertamente el nombramiento precipitado del nuevo líder, cosa que ni siquiera llega a oídos de las masas, en su mayoría analfabeta. Gran parte de los 700 millones de indios tampoco han visto aún el rostro de su nuevo gobernante porque la televisión no llega a todo el país. Ha sido la radio la que ha recordado al pueblo las virtudes de Rajiv. Cuando su hermano menor, Sanjay, el elegido por Indira Gandhi para sucederle en la dinastía, murió en accidente de aviación cuando volaba sobre Delhi, Rajiv tuvo que obedecer a su madre y llenar el hueco dentro del clan.
Un hijo sacrificado y obediente que abandona su carrera de piloto y acude al lado de su madre para hacer política es algo que se aprecia en la India.
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