Tres reuniones para firmar aristas entre París y Madrid
El Gobierno español y el francés reconocen estar de acuerdo en que las tres cumbres ministeriales anteriores han servido para que ambos países limen la mayor parte de las aristas existentes en sus relaciones y conozcan y comprendan los problemas y puntos de vista de la otra parte. "Los problemas más importantes están resueltos ya", decía un portavoz francés, "las de ahora son ya reuniones regulares, similares a las que Francia mantiene con otros países vecinos, como la República Federal de Alemania, Italia y el Reino Unido".La única diferencia es el nivel de estas reuniones, que se celebran habitualmente entre jefes de Estado y de Gobierno, como se espera que suceda en un futuro inmediato, cuando España ingrese en la CEE. Los asistentes a lo que oficialmente se llaman Seminarios ministeriales hispano-franceses insisten en destacar el diferente clima que se ha ido respirando en cada una de las tres reuniones anteriores.
En la primera, la de la Celle-Saint-Cloud, en las cercanías de París, el 10 de enero de 1983, había aún fuertes tensiones entre ambos países, a pesar de que varios ministros de ambos Gobiernos se conocían bien por su militancia socialista. Entonces no estaba nada claro que se pudiera avanzar en la colaboración antiterrorista ni en la integración española en la CEE, que, según presumía España, estaba siendo bloqueada por los franceses.
España y la CEE
En la siguiente -la de La Granja (Segovia), el 2 de julio de 1983-, las cuestiones comunitarias comenzaron a ser vistas con mayor optimismo. La reunión comunitaria de Sttugart expresó la voluntad política de recibir a España en la CEE, aunque Francia insistía todavía en que había que solucionar primero los problemas internos, antes de abrirse a los nuevos candidatos.En la de Rambouillet, cerca de París, celebrada el 11 de febrero de este año, se fueron aclarando los temas pendientes para la adhesión. Aquélla, reconocen los franceses, fue bastante más que una reunión bilateral. Por entonces, Francia ostentaba la presidencia de turno de la CEE y el seminario de Rambouillet sirvió, más que nada, para hablar de la Comunidad.
Otras cuestiones -como la colaboración antiterrorista- ocupaban también una parte de los seminarios, si bien este tema pasaba directamente por las jefaturas de ambos Gobiernos, a través de la línea directa existente entre Felipe González y su entonces homólogo, Pierre Mauroy. Reuniones entre los ministros del Interior y los responsables policiales de ambos países servían para ir avanzando con rapidez en este tema.
Así, de defender en declaraciones periodísticas el derecho a la resistencia de los etarras, como hizo en su momento el responsable galo del Interior, Gaston Defferre, se ha pasado, entre el seminario de Rambouillet y el de Pedralbes, a conceder extradiciones, tras realizar detenciones y peinados en el País Vasco francés.
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