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Algunos prefieren apagar su sed con un buen 'whisky'

Las cosas pueden no ser lo que parecen, al menos en ciertas ocasiones, y ayer el descenso del índice general y todos los indicadores sectoriales, sin excepción, ocultaron más que enseñaron lo que realmente está sucediendo en la bolsa. Los analistas, en estas circunstancias, ofrecen la misma imagen que el coro de galenos de aquella conocida zarzuela: el perro no bebía agua porque estaba rabioso o porque el animalito no tenía sed.Las ganas de beber agua se plasmaron ayer en un nuevo y fuerte aluvión de realizaciones de beneficios propiciado por las informaciones que hacían referencia al tratamiento fiscal de las plusvalías y minusvalías, que, al parecer, elimina la reducción proporciona¡ al tiempo transcurrido entre la compra y la venta de los títulos bursátiles.

Y no sólo por esa razón. Los operadores a crédito se encuentran a tope y tienen que aligerar sus carteras. A ello hay que unir necesariamente la apetecible liquidación de posiciones después de haber obtenido unas sustanciales ganancias.

Pero los expertos, en líneas generales, coinciden en afirmar que el varapalo de ayer ha sido beneficioso precisamente por su contundencia, y debe dejar paso en un tiempo más o menos breve a un nuevo retoque alcista. La duración de la etapa de castigo, sin embargo, difiere de unos a otros. Los más optimistas consideran que la sesión de hoy debe suponer ya un respiro en la cuesta abajo. La mayoría, sin embargo, defiende la teoría de que las vacas flacas perdurarán hasta el próximo martes. Unos y otros tienen sus muy respetables razones.

Los primeros apoyan su diagnóstico en que la sesión de ayer tuvo un bonito perfil: las cotizaciones comenzaron bajas y fueron subiendo poco a poco, para encontrarse al cierre con demanda en ,algunos títulos que habían sufrido fuertes recortes. En efecto, no fue un secreto para nadie que las voces pidiendo Hidro Cantábrico, por ejemplo, se enseñorearon del patio de operaciones con gran insistencia. Además, continúan, no ha habido afortunadamente un goteo a la baja, sino un castigo muy fuerte en dos sesiones, por lo que el dinero tiene que volver rápidamente ante la posibilidad de adquirir títulos a precios interesantes.

Los segundos también tienen sus argumentos, que se basan en el convencimiento de que algunos valores de primera línea no se han purgado del todo a causa de esos misteriosos apoyos que tanto gustan de criticar las lenguas viperinas, por lo que aún es necesario esperar mayores reajustes a la baja. A ello debe sumarse el comportamiento de los ahorradores extranjeros, quienes siempre suelen reaccionar con cierta demora y que, previsiblemente, harán llegar sus órdenes de venta hoy o mañana. La fiesta de la Hispanidad, sin embargo, obligará a aguantar hasta el lunes para que estas instrucciones puedan llegar al parqué.

En lo único que coincide casi todo el mundo es en afirmar que la bolsa no va a perder de forma inmediata su fondo de resistencia. El volumen de contratación del martes (2.539,5 millones de pesetas), el barómetro de las compras a crédito (137,6 millones) y el hecho de que en la sesión de ayer no haya dejado de operar ningún valor por falta de dinero evidencian que se apuesta por un próximo cambio de rumbo.

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