El director de la Escuela Naval cree necesaria una estrecha colaboración con países aliados

., El director de la Escuela de Guerra Naval, vicealmirante Julio Albert, dijo ayer en Madrid, en el acto de clausura del curso de la 36ª promoción, que "se impone una estrechísima cooperación con países amigos y aliados, sin la que, irremediablemente, nuestro deseable sistema defensivo sería económicamente inalcanzable o quedaría peligrosamente incompleto".

El acto, que se desarrolló en la sede de la escuela, estuvo presidido por el Rey, y asistieron, entre otros, el ministro de Defensa, Narcís Serra, y los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor.

Para el vicealmirante Albert, que pronunció la última lección del curso, "los creadores y ejecutores de la política de defensa" se enfrentan hoy, debido a los avanzados sistemas bélicos, a cuatro importantes hechos: la dificultad de ocultación (debido a los modernos sistemas de detección), vertiginosidad de los acontecimientos (por la rapidez de las comunicaciones), certeza de impacto (cada disparo supone prácticamente un blanco seguro) y legalidad desproporciona da (una sola persona puede causar graves daños a una gran ciudad).

Cooperación tecnológica

En opinión de Albert, los medios técnicos necesarios para hacer frente a estos hechos "no están en su totalidad al alcance de las potencias de segundo orden, de modo que para disponer, aunque sólo sea en parte, de sus valiosas posibilidades, resulta necesario llegar a acuerdos defensivos o de cooperación tecnológica con países amigos o aliados". Los avances tecnológicos, según el vicealmirante, conseguirán dar un nuevo contenido al principio artillero de sir Percy Scott: "Dar primero, dar duro, seguir dando".

Este discurso es el primero que Albert ha pronunciado como director de la Escuela de Guerra Naval. Sustituyó en este cargo hace tres meses al vicealmirante Salvador Moreno de Alborán, presente en el acto de ayer, quien fue apartado del puesto por el ministro de Defensa después de que escribiera un saluda a varios agregados militares extranjeros, a quienes comunicaba en esos escritos que el Gobierno había taponado su ascenso a almirante.

Tras el discurso, el Rey entregó los diplomas a los 29 miembros de la promoción.