El 'impuesto revolucionario directo'
Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), organización terrorista que suele actuar en las principales ciudades industriales españolas, centran actualmente su financiación en lo que denominan el impuesto revolucionario directo, sistema ya empleado por ETA. Este método consiste en el secuestro de una persona, generalmente ligada a sectores bancarios o financieros, a quien se le exige en el plazo, de unas horas que abone una determinada cantidad de dinero a cambio de su libertad.Esta práctica fue puesta en marcha por los GRAPO a principios de 1983, cuando se hizo cargo de su dirección José Balmón Castell, dirigente del PCEr (brazo político de esta organización). Balmón sustituyó el atraco a entidades bancarias, anterior fuente de financiación de los GRAPO, por esta nueva práctica.
Los GRAPO, a través de Gaceta Roja (órgano de difusión clandestino), calificaban hace unos meses de "salto cualitativo en la autofinanciación" la exigencia del impuesto revolucionario y desde que se implantó han sido ya varias las personas, entre ellas dos directores de banco y un delegado provincial de Tabacalera, las que han sufrido directamente el acoso económico de la organización. Otras, en cambio, han recibido solamente cartas con esta exigencia, sin que exista constancia poficial de que se hayan producido contactos para consumar la operación.
Pese a que Balmón fue detenido y encarcelado en el mes de mayo pasado, la dirección de los GRAPO ha continuado esta práctica. Con anterioridad los GRAPO se bastaban con un presupuesto anual de 100 millones de pesetas, insuficiente para Balmón, que lo situó en los 300. Con estas cantidades, obtenidas a través del impuesto revolucionario, los GRAPO mantienen una infraestructura tras la que se esconde la dirección y los cuatro o cinco comandos operativos, en total unas 15 personas, según la policía.
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