Sagunto, conflicto abierto
Un año y ocho meses después de la primera orden de cierre en Altos Hornos del Mediterráneo, el Gobierno no ha podido cumplir sus planes
El cierre completo de la cabecera de Altos Hornos del Mediterráneo (AHM), previsto, desde el mes de abril, para mañana (1 de octubre), se vuelve a dilatar, a la espera de que en breve plazo se reanuden las negociaciones entre la dirección y los trabajadores, interrumpidas el lunes. Cuando ya se ha cumplido un año y ocho meses de conflicto de Sagunto, abierto a raíz de la orden de cerrar el horno número 2, continúan sin realizarse los planes del Ministerio de Industria y del Instituto Nacional de Industria (INI) sobre la reconversión siderúrgica.
Tras los acuerdos suscritos en abril pasado para garantizar el cierre de la cabecera sin que se produjesen despidos, el conflicto pareció diluirse. Sin embargo, ha vuelto a resurgir con las tres sucesivas interrupciones que han experimentado en lo que va de mes las conversaciones entre trabajadores y dirección. El motivo ha sido la exigencia, por parte de la representación laboral, de que se renuncie a tramitar el expediente de regulación de empleo derivado del cierre hasta que no haya avenencia en todos los acuerdos.Cuando a principios de este año la dirección ordenó tajantemente cerrar el horno número 2, los trabajadores, con el comité de empresa al frente, plantearon una desobediencia generalizada y lo mantuvieron funcionando hasta que a principios de abril se llegó a un acuerdo y el horno se apagó definitivamente. Queda por cerrar el horno número 3 y la acería, lo que se debería hacer, según los acuerdos, mañana.
Parece difícil que se vuelvan a repetir ahora las mismas posturas de entonces, por varias razones. El anterior presidente de AHM -que también lo era de Ensidesa- fue destituido el 29 de marzo. La nueva dirección, encabezada por José Manuel Mateu de Ros, que mantiene un silencio sepulcral, parece que intenta evitar que se vuelvan a producir puIsos tan directos como el del horno número 2.
Confianza en superar las dificultades
Por otra parte, la unidad entre los trabajadores de la fábrica y el pueblo está ahora mucho más deteriorada. Una evidencia de ello fue el hecho de que los sectores de CC OO más próximos; al Partido Comunista (PC), de Ignacio Gallego, contrarios a los acuerdos, consiguiesen derrotar en asambleas la convocatoria de huelga que el comité había propuesto para el pasado día 21, con el fin de presionar a favor de la retirada de un expediente de regulación de empleo.
También los trabajadores del tren de laminación en frío (TLF), que iniciaron una huelga el jueves pasado por la tarde, suponen una nueva división. Los motivos de su protesta obedecen a unas listas que circulaban, al parecer apócrifas, sobre los empleados de esta instalación que pasarán a estar excedentes con el cierre de la cabecera y el acoplamiento en el TLF de trabajadores más antiguos que salgan de allí.
Pese a todo, fuentes del sector oficial de CC OO, que controla el comité de empresa, aseguran que los prosoviéticos no han arrebatado al comité la dirección.
Las existencias de coque y de hulla para producirlo, con el fin de alimentar el horno, no permiten que pueda seguir funcionando a finales de octubre. Sin embargo, se piensa que "a lo mejor hay suministro" y que es difícil que se intente forzar el cierre desde la dirección por falta de combustible.
En el comité, en UGT, en CC OO, no se ha perdido la confianza de que se vuelva a reunir la comisión de seguimiento de los acuerdos y se superen las dificultades. El escollo más importante está en torno al Fondo de Promoción de Empleo. La dirección y el INI proponen que se pacte en un documento público las condiciones generales del fondo y que se concreten en uno privado ante notario. Los trabajadores quieren que todo esté en el mismo. "Un papelito, dos papelitos".
Los acuerdos de abril pasado fueron votados en un referéndum dentro de la factoría el día 10 de ese mes, en el que no participaron los eventuales. Así se había decidido en una asamblea anterior.CC OO (sector oficial) y UGT, el comité de empresa, apoyaban el sí, postura que recogió 2.157 votos favorables. Los sectores críticos de CC OO propugnaron el no, aunque oficialmente anunciaron libertad de voto. Los sufragios negativos fueron 1.033.
Con ello se cerraba el movimiento realizado con ciertas dificultades por la dirección de CC OO y UGT para poder cerrar con resultados concretos un proceso asambleario que en muchos momentos estuvo cerca de escaparse de las manos al comité y a su presidente, Miguel Campoy.
Se sembró también la división. Las asambleas, antes multitudinarias y para todo el pueblo, pasaron, en la época previa a la firma de los acuerdos, al interior de la factoría; el voto, antes a mano aliada, terminó siendo rigurosamente secreto, y ni siquiera pudieron ejercerlo los eventuales.
Ahora las dificultades en el cumplimiento de los acuerdos hacen surgir las divisiones en Sagunto. Son poco imaginables las grandes asambleas pasadas de Madrid a Valencia y los secuestros a cargo de miles de personas, como el que sufrió José María Lucía en el interior de la fábrica el 18 de marzo de 1983. No cabe descartar, sin embargo, que reaparezcan las agresiones, como las que sufrió el presidente de la Generalitat valenciana, Joan Lerma, cuando acudió en abril de 1983 a Puerto de Sagunto a dar un mitin, o los empujones e insultos del 5 de abril último entre trabajadores partidarios y contrarios de los acuerdos.
El cambio como constante
Desde el inicio del conflicto, en febrero de 1983, hasta la firma de los acuerdos la constante fueron los cambios continuos de postura por parte de la dirección y el INI frente a los plantes de los trabajadores. El día 4 de ese mes, José María Lucía dio orden de paralizar el horno número 2. El comité de empresa recomienda a los trabajadores que desobedezcan, y el día siguiente la orden era anulada.
Cuando Lucía fue secuestrado en Sagunto, el 18 de marzo siguiente, fue a anunciar sanciones para los trabajadores que no acatasen la orden de reducir la producción en un 20%. Después de haber estado retenido 10 horas en la fábrica accedió a mantener los niveles habituales de producción.
El 17 de septiembre del mismo año, los trabajadores acordaron desobedecer la orden de cerrar el tren número 28, estructural. Dos semanas después se paraliza efectivamente, una vez que la dirección accede a levantar 160 despidos que había efectuado.
Los excedentes de plantilla
Las reducciones de empleo afectarán a casi 10.000 trabajadores de los más de 37.000 que todavía hoy componen las plantillas de las tres empresas de la siderurgia integral. Las inversiones generarán un excedente tecnológico de 3.325 trabajadores en Ensidesa y 1.122 en AHV. El excedente estructural asciende, respectivamente, a 2.295 y 1.350 empleados. En estas dos empresas, el exceso de plantilla no plantea problemas, ya que la estructura de edad permitirá absorber la casi totalidad mediante jubilaciones anticipadas tras una estancia en los fondos de promoción de empleo.En Sagunto, aunque los acuerdos de abril fijan garantías suficientes, la solución es más compleja y es una de las claves del conflicto. Los empleos alternativos -1.600 si se llevan a cabo todos los proyectos prersentados- tienen la doble función de compensar el efecto del cierre de la cabecera para la comarca de absorber el excedente final de Sagunto. De las 3.590 personas que componen la plantilla, la empresa proyecta dejar en el tren de laminación en frío a 1.755, que en 1987, una vez realizadas las inversiones y con la reducción de jornada semanal a 39 horas, ascenderán a unas 2.000. Para el resto, 1.835 trabajadores, está planteado el expediente de regulación de empleo.
Los trabajadores cobrarán en el fondo de promoción de empleo el 80% del salario bruto actualizado cada año, y el acuerdo les garantiza respetar estas condiciones y el carácter de fijo en los empleos alternativos. La empresa propone recoger los aspectos que mejoran las condiciones generales en un acuerdo notarial, sin que figuren en el estatuto general del fondo las condiciones especiales. El comité y CC OO se niegan porque, según Javier Martínez, dirigente del sindicato, "los acuerdos fueron públicos; nosotros perdimos en el tema del cierre de la cabecera y lo asumimos, por eso no vamos a aceptar ahora pactos secretos para asegurar el cumplimiento de algo que ya está firmado".
La empresa y el INI plantean que los 1.835 trabajadores sobrantes se verán reducidos, tras las jubilaciones, las bajas vegetativas, etcétera, a 497.
Además se está negociando un plan de bajas incentivadas, con indemnizaciones de 45 días por año trabajado. Fuentes del INI calculan el coste medio del plan en cuatro millones de pesetas por trabajador, mientras que el de los excedentes que pasen por el fondo -que siempre pueden volver a la empresa si no encuentran otro trabajo o no se jubilan- "será tres veces superior".
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