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El duelo por una rebaja, con una ganancia se quita

Las buenas noticias nunca vienen solas, y en la sesión de ayer, junto a la publicación oficiosa de la ampliación de Telefónica, cotizó al alza el anuncio de que el Gobierno se reunirá el próximo domingo para cerrar definitivamente los presupuestos del Estado. Casi todo el mundo considera que la firma del pacto social es cuestión de horas y que el balance final será altamente favorable para los principios defendidos por la patronal. Eso, traducido a la bolsa, viene a decir que los incentivos fiscales para la inversión-riesgo pueden ser los deseados aquí.El conjunto de las buenas nuevas se unió, por consiguiente, a la propia fuerza del mercado para tirar nuevamente el índice general hacia arriba. En realidad, pocos operadores esperaban que esto fuera a suceder. Y, aunque la ganancia de 36 centésimas no es muy importante, ha servido para demostrar a los más incrédulos que no se había modificado la tendencia alcista.

La esperanza de que la firma del pacto social va a suponer un nuevo tirón no ha desaparecido. Pero quizá ya hay quien empieza a descontar un hecho demasiado evidente. Esa actitud puede suponer un alza menos espectacular de lo esperado, aunque todavía no se han dado los elementos necesarios para ser pesimistas. Los ensayos vendedores de la jornada precedente, por poner un ejemplo, fueron controlados tranquilamente por el dinero a la vista. No hay que olvidar que Energías ganó ayer 4,5 enteros, y Papelera, 0,5.

Los volúmenes de contratación, sin embargo, son elevados. En la sesión de ayer se volvieron a superar los 1.500 millones de pesetas efectivos (exactamente 1.671,4 millones), sin que por ello jamás el dinero falte a la cita. ¿Se estarán equivocando los que se desprenden del papel con tanta premura? En bolsa, tan malo es llegar tarde como adelantarse. Eso es lo que sucede ahora.

Porque los analistas insisten en que la bolsa podrá subir después de firmarse el pacto hasta cotas cercanas al 150% para posteriormente deslizarse a la baja como resultado de las realizaciones de beneficios. En ese esquema, por supuesto, no se olvidan las próximas elecciones norteamericanas, que, según coincide todo el mundo, supondrán la reelección de Ronald Reagan. La caída del dólar tendrá las puertas abiertas desde ese momento para permitir un recorte del déficit comercial -vía rebaja de las importaciones y aumento de las exportaciones-, que dará al traste con el ciclo alcista de las economías occidentales. ¿Una visión pesimista? No lo parece.

Por el momento, los ahorradores se sienten más molestos por el porcentaje de "recargo por diferimiento" en las operaciones a crédito, y que está situado en el 1,40% mensual, frente al 1,20% de hace unas semanas. Dicen, y no les falta razón, que justo en unos momentos en que el precio del dinero bancario está descendiendo no parece razonable que la Junta Sindical encarezca el suyo.

Pocos rumores hicieron acto de presencia ayer en la bolsa. Quizá el más importante sea la posibilidad de que Valderrivas realice la empliación a una por nueve, gratis, y de forma inminente. También levantó comentarios el comportamiento de Bankinter, que, tras registrar una subida de tres enteros, superó la barrera del 200%.

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