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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cauto optimismo en la economía mundial

LA ATMÓSFERA con la que se ha iniciado la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial revela un cierto optimismo sobre la marcha de la economía, que contrasta con las reuniones de ejercicios pasados. Los ministros de Economía y Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de los 147 países miembros de ambos organismos se encuentran con una fuerte recuperación de la economía americana y con el efecto estimulador que la misma está teniendo sobre algunos países industriales y en desarrollo.Los últimos informes presentados por los expertos del FMI y del Banco Mundial, que ejercen labores de vigilancia sobre la ortodoxia de las políticas económicas de los países miembros, resaltan que la recuperación americana es más vigorosa que lo originalmente previsto a principios de año. En efecto, la economía de Estados Unidos alcanzará una tasa de crecimiento del 7,2% en 1984 (frente al 5% originalmente estimado), y la media de los siete países industriales más importantes será del 5,2%, es decir, 1,5 puntos más elevada que lo previsto en marzo pasado. Lo mismo sucede con las naciones en desarrollo, que de un crecimiento casi nulo en 1983 (0,9%) pasarán al 3,7%. este año, e incluso subirán al 4,4% el próximo año.

Pero las dudas no desaparecen del horizonte. El próximo año puede ser una sorpresa desagradable en este esperanzador panorama y puede abrir paso a un nuevo período recesivo o, por lo menos, de crecimiento mucho más limitado en determinados países.

El análisis de la economía norteamericana es de vital importancia para este pronóstico. La tesis de los expertos del FMI es que la recuperación norteamericana se ha basado en gran parte en el desprecio del continuo crecimiento del déficit fiscal (que puede llegar a finales de año a la increíble cifra de 200.000 millones de dólares, equivalentes a más de 34 billones de pesetas) y es muy posible que llegue un momento en que los planificadores estadounidenses no tengan más remedio que adoptar medidas urgentes para corregir un desequilibrio de tal magnitud. En realidad, si el FMI aplicase a Estados Unidos la misma regla de severidad que a los países en desarrollo, su visita oficial a las autoridades económicas de Washington ya tendría que haberse producido.

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La nueva escala al alza en los tipos de interés (expresados en términos reales, es decir, restando a su valor nominal el índice de inflación) que registra la economía norteamericana es un hecho cierto a partir de abril en Estados Unidos, y, pese al ligero descenso adoptado recientemente en el preferencial por algún banco, no cabe duda de que continúa siendo una amenaza contra la inversión.

Más peligroso, si cabe, es el alto valor del dólar, que está produciendo dichas altas tasas de interés y el fuerte défícit externo por cuenta corriente. La previsión del FMI es que éste puede llegar los 115.000 millones de dólares en 1984, casi tres veces el registrado el pasado año, Con un dólar sobrevaluado y un déficit externo de este calibre es previsible, que la nueva Administración norteamericana que resulte de las elecciones de noviembre no tenga otro remedio que adoptar medidas. Pero un neoproteccionismo comercial en EEUU -del que ya se apri:lcian algunos signos pese a las negativas del propio Reagan- y la posible incapacidad norteamenicana para corregir el déficit fiscal podrían provocar una catástrofe en los esfuerzos europeos para salir de la recesión. Así las cosas, cabe afirmar de nuevo que un resfriado en Estados Unidos en 1985 se convertiría en una pulmonía en Europa.

Por lo demás, el encuentro de Washington tiene otro aspecto optimista, o al menos así lo presentan sus portavoces oficiales. Se trata del enorme esfuerzo realizado en los procesos de ajuste de los desequilibrios exteriores de algunas naciones en desarrollo, concretamente en las más endeudadas. Los recientes acuerdos logrados por paísies como México, Brasil y Argentina con el FMI, aunque no suponen un alivio definitivo ni para los propios países ni para, las naciones y entidades acreedoras, evitim al menos el riesgo de un colapso del sistema moneuirio mundial.

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