Dejen a Dalí en paz
He experimentado el privilegio de tener a Dalí como modelo fotográfico, en repetidas ocasiones y yo mismo le serví como general Prim para su cuadro La batalla de Tetuán, en el que mi brazo derecho ha quedado inmortalizado.
Hay un Dalí pintor, genio indiscutible, y un Dalí ser humano al que contadas personas hemos tenido acceso, con una voluntad tan firme que, excepto tal vez Gala (e. p. d.), nadie sería capaz de doblegar mientras le aliente un soplo de vida. Por lo que toda sospecha de dominio sobre él, para quienes le conocemos bien, carece de fundamento.
Ahora bien, afanes sensacionalistas, morbos informativos, envidias puñeteras, buitres carroñeros que no dudarían en hacerle su presa si pudieran, imaginan delitos impunes, misterios ocultos y conductas sospechosas. No puedo opinar sobre los que considero sus. amigos, señores Pichot y Doménech, por carencia de datos.
Respecto al señor Descharnes, al que hasta ayer no había tenido el gusto de conocer personalmente, puedo ofrecer el siguiente testimonio: siendo responsable del Museo Dalí de Figueras el inefable capitán Moore (el mismo que ahora reclama una investigación desde el año 1970 y que quizá fuera mejor desde 1960, durante el período de su gestión) por indicación de Salvador Dalí hice entrega en la secretaría del museo del documental que contenía su. visita histórica al filósofo Francesc Pujols... película que cedí desinteresadamente y de la que nunca más se supo.
Hace unos meses, organizando mi archivo, apareció casualmente parte del copión conteniendo la mencionada visita.
Se la ofrecí por carta al señor Descharnes, quien, con absoluto desinterés personal y una diligencia admirable, propició la operación de compra (junto con otro material) con la Fundación Gala-Salvador Dalí.
Esta circunstancia, por mi parte, sitúa al señor Descharnes por encima de toda sospecha y, como ya señalé, digno de admiración por el celo demostrado.
De pronto, todo quisque se apropia el derecho de urgar en la vida y la obra de Dalí, tantas veces ignorado, criticado, vapuleado y saqueado.
Por favor, un ruego: dejen a Dalí en paz.-
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