La planta de Juzbado proporcionará combustible nuclear en noviembre
La fábrica de combustibles de uranio de Juzbado (Salamanca) comenzará a abastecer con su producción a las centrales nucleares españolas en noviembre, una vez que el Ministerio de Industria conceda la licencia provisional de explotación en el mes de octubre. La factoría de Juzbado realiza durante estos días las últimas pruebas prenucleares con uranio natural y empobrecido, que sustituirá dentro de poco por hexafloruro de uranio y óxido de uranio para fabricar el combustible previsto en el Programa Energético Nacional (PEN) y cumplir los contratos establecidos. En la construcción de la factoría de Juzbado la Empresa Nacional del Uranio SA (ENUSA) ha invertido ya 6.000 millones de pesetas, y el Estado piensa rentabilizar estos fondos ahorrando 2.400 millones de pesetas anuales cuando alcance su producción final.Durante los primeros cinco años de actividad, Juzbado fabricará alrededor de 100 toneladas de combustible para reactores de agua ligera e irá incrementando progresivamente la producción hasta lograr 200 toneladas con el fin de adaptarse a la demanda nacional. Entonces todos los reactores de las centrales nucleares españolas (excepto los de Vandellós, que ahora se abastecen de combustible procedentes de otros países) se alimentarán con los combustibles procedentes de Juzbado, formados, por pastillas de óxido de uranio con un enriquecimiento inferior al 4,15% de uranio 235 introducidas en un tubo, selladas e incorporadas a una estructura metálica.
La puesta en marcha de Juzbado se consideraba inminente en Salamanca, pero se desconocía que uno de los últimos y decisivos trámites, la licencia municipal, que debía conceder el Ayuntamiento de la pequeña localidad de Juzbado (distante de Salamanca 15 kilómetros), se había resuelto el mes de agosto. Incluso la Subcomisión provincial de Saneamiento, cuya votación mayoritariamente favorable permaneció en suspenso desde mayo, y la Delegación provincial de Industria hace dos días desconocían la decisión del ayuntamiento, adoptada por unanimidad entre los cuatro concejales de Alianza Popular y el independiente.
La conflictividad ha rodeado, desde que en 1975 se iniciaron los trámites, a la creación de la fábrica de combustible de uranio. Las movilizaciones populares consiguieron entonces paralizar durante largo tiempo la construcción de la factoría. El mismo alcalde actual, Enrique Andrés, se declaró ante una manifestación multitudinaria que partió de Salamanca contrario a la implantación de las instalaciones. Aunque la oposición masiva a Juzbado ha ido diluyéndose a lo largo de los años, los grupos antinucleares han mantenido sus críticas puntuales a medida que iban avanzando los trámites, y con más o menos fuerza han realizado campañas y presentado recursos contra las sucesivas autorizaciones. La síntesis del contenido de estos recursos volvía a hacerla pública, una vez más, hace dos días como una advertencia dirigida a la corporación municipal de Juzbado, sin saber que hace ya un mes ésta había dado su última y favorable caída para la puesta en marcha de la fábrica. También la mayoría de las autoridades locales y provinciales socialistas de Salamanca se ha manifestado contraria al proyecto.
El Comité Antinuclear de Salamanca aludía en su nota a un hecho que se ha relacionado con la aprobación de la puesta en marcha de la fábrica: el cese del anterior gobernador civil de Salamanca, a finales de julio, que algunos sectores de la provincia han achacado a su posición pública contraria al funcionamiento de la factoría. No obstante, José Luis Martín había emitido en mayo un voto favorable en la Subcomisión de Saneamiento.
Los motivos centrales de la oposición al funcionamiento de las instalaciones se relacionan con el destino de los fangos procedentes de las eras de secado, con los vertidos radiactivos al río Tormes, con el riesgo potencial del almacén de hexafloruro y, en el fondo, con el temor de que ENUSA llegue a almacenar residuos en el terreno de su propiedad de Juzbado. Salamanca quiso obtener, ante la evidencia de la irremediabilidad del hecho, que a cambio de la construcción de la fábrica -en una provincia altamente excedentaria en energía y pobre en industria- algunas compensaciones, ligadas por otra parte a los perjuicios que iba a traer consigo la fábrica: vías de comunicación en condiciones, una carretera de circunvalación que evitara el tráfico de la misma fábrica y el internacional de la N-620 a través del centro de la capital.
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