La elipse
10 lunes
Almuerzo en WeIlis con Miguel Juste, a quien llaman, con un ingenio no demasiado ingenioso, "el hombre de las tres jotas": judíos, jesuitas, japoneses. Lleva, como abogado, los asuntos en España de estas tres razas, de estas tres órdenes, de estas tres jotas. Caballero de la derecha andante (comienza por suprimir las viejas distinciones derecha/izquierda, como buen caballero), se propone impugnar a García Pelayo en todos sus cargos y se propone, en cuanto salga a la calle Milans del Bosch, impugnar su condena como disparate jurídico. "Todos los del 23/F son inocentes, por engañados". Siempre desde el Derecho y desde la Biblia, que la política es cosa corrupta. Está de acuerdo con Ben Gurion y con Salomón en que la mujer tiene, bajo la lengua, leche y miel.
12 miércoles
Asisto al estreno de Jesucristo Superstar, con Pablo Abraira. Se dijo de Remy de Gourmont, en su tiempo, que era "Pascal, menos el abismo". Este Superstar, que tanto juego viene dando en los Broadways del mundo, es Cristo, menos el abismo. Pero también el Vaticano es Cristo, menos el abismo. Cristo menos Pascal. Pascal menos Cristo. Wojtyla, al mismo tiempo que Abraira, presenta su música callada en Canadá. El que la Iglesia, al secularizarse, cicatrizase ese abismo que es Cristo, que es todo revolucionario, lleva a la Iglesia y lleva a Cristo, mediante el marketing, a cantar con micrófono. Pero el Evangelio, con micrófono, no suena. Lo alarmante no es el espectáculo del Alcalá Palace, muy digno en sí. Lo alarmante es la coherencia del musical, (final feliz, todo era mentira) con la musicalidad de la Iglesia. Hemos renunciado a cualquier abismo, cristiano o ateo, para ser unos laicos confortables y con batidora. "Pues Cristo no tenía mala voz, oyes".
14 viernes
Cóctel de Pacordóñez en- el Exterior/Castellana para mostrar la colección pictórica (reciente) del Chasse Manhattan Bank. Es un Banco yanqui que colecciona españoles. Aquí, el atroz Canogar, que diseñó tanta contestación y tanta muerte, y ahora. acaba como todos (incluido el cronista, que no pinta), en la pinacoteca de un Banco de Wall Street. Incluso Cristo, como decíamos el lunes, ha terminado en Superstar. Otro al que le han quitado el abismo, que era su dimensión definitiva. Y otros: Fraile, Genovés, Guerrero (inolvidable encuentro estival), Guinovart (que hizo la portada de mi primer libro), Mompó, Lucio Muñoz, con quien tanto hemos esperado juntos, a la sombra die otras luces; Saura, mito de todas las contestaciones; Torner, cuyo abstracto geométrico tengo colgado junto a una Virgen, románíca, por "desdramatizar"; y siguen las firmas La primavera pasada, en un homenaje a Julián Marías, oí a Chueca desgorgoritarse contra la poesía social. Tenía bastante razón, pero la tenía con 20 años de retraso. Desde mediados los 60 -Arde el mar, Gimferrier- no hay poesía social en España. Tampoco hay ya pintura social y, por eso, la que, además, era pintura, se enseña en el Banco de Paco, y luego se va al Chasse. Los yanquis no sólo se compran la vanguardia estética, sino también la vanguardia polítícia. El Tintoretto es el "contestatario" de Tiziano, en la misma Venecia, y hoy conviven en los inuseos-. Abstractos, los nuestros, de la generación de los 60, que íbamos a mirar, encandilados, pálidos aprendices, estaban haciendo/ pintando la revolución para las arcas de Wall Street. Wall Street, sobre todo, se compra revoluciones.
15 sábado
Buero acusa a los críticos de daltónicos. De incapaces para ver lo que miran..Decía Ortega que el caso particular no hace tragedia cultural, de modo que Buero, avisado dramaturgo, no ha podido/querido dirigir su comedia contra un solo crítico o contra la crítica teatral, generativamente, que es la que le atañe. Si en lugar de un buen constructor de comedías fuese Valle-Inclán- al crítico de arte lo habría hecho ciego, con gafas negras (y la ceguera es un tema muy de Buero), con lo que estaríamos en el esperpento grandioso de España, mucho más allá del realismo. Lo del daltónico se queda pequeñito. Es como yo, que estoy escribiendo a máquina y tengo un dedo arañado por la gata. España es pequeñoburguesa en teatro y en Herrero de Miñón. (Hay una pequeño burguesía de izquierdas.) El que quiere romper con las clases medias españolas (a las que tanto debemos) y con los daltánicos de la política, que ven a Fraga de to dos los colores, es Miquel Roca, a quien le está preparado unas galas Antonio Garrigues. A An tonio se le puede acusar de todo, menos de pequefloburgués. Ga las catalanas con pubillalMarse Ilesa en que Pujol será el Nerón floral; Rosón, el guardia urbano del barrio, y Roca, el aclamado presidente reformador. Como ha dicho, me parece, Emilio Rome ro, Roca dice cosas estupefacien tes, pero no matiza. ¿Será un daltónico? Hamletiano del goti cismo de Gaudí, más que del barroquismo de Shakespeare, se ha pasado el verano en, bicicleta, pe daleando la idea de si le conviene más ser el, eterno niño terrible del Ensanche o jugar a presidente del Gobierno del Estado español. Todos somos daltónicos para la cuestión catalana, pero peor es lo de Roca, que quiere jugar a todos los colores. Espero comedia de Buero o de quien sea (con un papel para la viuda de Merlo, la gran Vicky Lagos, plea se) sobre el daltonismo político.
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