La crisis de las salas de cine
Frecuentemente leemos sobre el cierre de cines y deserción progresiva de espectadores, motivados -dicen- por la competencia de la televisión, del vídeo, etcétera. Pero nada se menciona sobre lo mucho que están haciendo los empresarios de cine para echarnos de sus salas decimonónicas.Un ejemplo: regreso a Madrid y voy a ver una película de éxito (Me lo dicen los amigos, que no sus criticos de cine), y debo pasar 30 minutos en una cola atendida por una sola taquillera, mayor y torpe. A las 22.30 horas nos colocan corto español infumable (pobre, inimaginativo, sin interés ... ), al que sigue un largo descanso de 20 minutos para visitar el bar. A las once de la noche, se inició la proyección de una excelente comedia norteamericana, con cuyo humor uno hasta se olvida de la penuria del asiento y de las deficiencias de la proyección. Pero muy buena tiene que ser la película para compensarnos de tantas incomodidades.-
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