Urbis, atenazada por los costes financieros
Manuel Ángel de la Quintana García, asesinado ayer en Madrid, había sido nombrado recientemente consejero delegado de Urbis, una de las compañías inmobiliarias líderes en el sector, fundada en 1946. Desde hace bastantes años la preside su padre, Manuel de la Quintana Fergusson, quien hace unos años se autocalificaba en una entrevista como "radicalmente, y de arriba abajo, como un hombre del Movimiento Nacional, fiel al régimen de Franco". El fallecido había ingresado en Urbis el 1 de febrero de 1968 y había sido nombrado director general adjunto de la sociedad hace unos años.Urbis ha experimentado un proceso similar al de la mayoría de las inmobiliarias. Con una fuerte expansión en la época del desarrollismo económico, propiciada por la gran demanda de viviendas y por créditos baratos y canales de financiación privilegiados, se vio sorprendida a finales de los años setenta por una muy fuerte caída del mercado y un aumento notable de los costes financieros, con la consiguiente acumulación de pérdidas.
La sociedad estuvo aguantando durante unos años su cada vez peor situación financiera por medio de la capitalización de los intereses que les producían las nuevas promociones de viviendas. Sin embargo, no quedó más remedio que reconocer pérdidas y emprender un plan de viabilidad, reduciendo de manera importante su estructura productiva y desprendiéndose de una buena parte de sus activos y plantilla. Los principales acreedores, cajas de ahorro y Banesto, evitaron, mediante su intervención, la quiebra de la entidad, que en 1982 había acumulado unas deudas de unos 19.500 millones de pesetas, que se han ido reduciendo hasta llegar a los 13.300 millones a finales del primer trimestre de este año.
Las cajas de ahorro se quedaron con parte de los pisos y locales invendidos para cancelar los 4.665 millones de pesetas que Urbis les adeudaba. Por su parte, Banesto le permitió liquidar sus deudas exteriores, al tiempo que ha continuado proporcionándoles financiación.
Precisamente otro de los principales acreedores de Urbis, el banco estadounidense Morgan Guaranty, había intentado ejecutar el cobro de un crédito de 20 millones de dólares (unos 3.200 millones de pesetas), pretensión que fue considerada improcedente por la autoridad judicial y que obligó a Banesto a subrogar la operación.
Las acciones de Urbis, que registraron una cotización media de 28 enteros en el pasado año, han experimentado una sensible mejoría en 1984, situándose a finales del pasado mes en 46 enteros (casi un 64%, de revalorización), como consecuencia del balón de oxígeno propiciado por las cajas de ahorro y por el propio Banesto.
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