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Alcohol, tabaco y vehículos pagarán desde 1985 nuevas tasas para financiar la Seguridad Social, y desanimar el consumo

La Seguridad Social se prepara para cobrar a partir del próximo año unas tasas que gravarán el consumo del alcohol y del tabaco, así como el uso de todo tipo de vehículos de motor. Así pretende ingresar durante 1985 unos 13.800 millones de pesetas. En comparación con el fruto que obtiene actualmente el Estado a dichos usos y consumos, la relativa modestia de la cifra (una media anual inferior a 400 pesetas por español y 2.000 por hogar) se explica en que las nuevas tasas buscan más impedir gastos que elevar la tesorería. Otras personas que sufrirán el próximo año las medidas previstas para equilibrar las cuentas del sistema público de protección serán los agricultores, las empleadas del hogar o sus empleadoras, los toreros y los jugadores de fútbol, quienes verán elevados sus tipos de cotización entre 3 y 6 puntos.

El cobro de tasas a los consumos de alcohol y tabaco, así como sobre el uso de automóviles, en este caso a través del seguro obligatorio que deben suscribir los dueños de vehículos de motor, será desde 1985 un hecho, a juzgar por los proyectos de presupuestos de la Seguridad Social. En el capítulo de ingresos de éstos, entregado a la patronal y los sindicatos que negocian el acuerdo económico y social para 1985-86, aparece una partida de 13.814 millones de pesetas, que se repite en las tres alternativas ofrecidas por el Gobierno a los interlocutores.

Precedentes en otros países

Según fuentes oficiosas, antes de meter esta partida, la Seguridad Social ha estudiado el asunto con el Ministerio de Economía y Hacienda, que no ha puesto obstáculos. El proyecto probablemente tendrá respaldo en el proyecto de ley de tasas y exacciones parafiscales que prepara el fisco con objeto de reordenar todo el entramado de estos cuasi-impuestos, que se distinguen de los del Estado por entrañar alguna contraprestación de bienes o servicios.En la proliferación de tasas -hay actualmente varios centenares, que proporcionan anualmente ingresos próximos a los 300.000 millones de pesetas-, las que proyecta la Seguridad Social resultarán, sin embargo, novedosas en España, donde el Estado ya recauda también cada año centenares de miles de millones a través de impuestos sobre los automóviles (gasolina y lujo), tabaco y el alcohol.

La Seguridad Social argumenta para sacar adelante el proyecto que hay precedentes en otros países europeos, especialmente en Francia. Frente a las posibles dudas jurídicas que podría entrañar la consideración de dichos consumos y usos como susceptibles de nuevas tasas, también aquí se cuenta con precedentes. La propia Seguridad Social, cuya financiación corre casi totalmente a cargo del Estado y de las cotizaciones sociales (20% y 80%, respectivamente), cobra en las últimas dos décadas unas tasas por los productos derivados del campo que requieren transformación, entre ellos el vino.

No obstante, la principal razón esgrimida ahora se centra en la necesidad de contribuir a la extensión de hábitos sanitarios que se anticipen incluso a la medicina preventiva: el desánimo de los usos y consumos evitables y que mayores gastos ocasionan a la Seguridad Social, con incidencia en toda la economía.

Más que ingresar los 13.814 millones de pesetas presupuestados para el primer año, lo que se pretende es ahorrar a la larga cantidades de superior importancia. Se trata, por ejemplo, de reducir pagos derivados del absentismo laboral que ocasionan el alcoholismo y las enfermedades frecuentes en fumadores y alcohólicos. También se ahorrarían pensiones de invalidez, viudedad u orfandad derivadas de los accidentes de circulación, así como pagos por incapacidad laboral transitoria.

Subidas de cuotas

El cobro de las nuevas tasas, al igual que la venta de parte de su patrimonio atípico (20.000 millones de pesetas en 1985), figura en todas las hipótesis de trabajo manejadas hasta ahora para los presupuestos de la Seguridad Social. Lo mismo ocurre con medidas para aproximar los tipos de cotización a los ingresos reales -las de mayor impacto recaudatorio- y, con la subida de los tipos de cotización para agricultores (3%), empleadas del hogar (4%), toreros (6%) y jugados de fútbol (3,5%).En conjunto, todas estas medidas proporcionarán un mínimo de 94.000 millones de pesetas, adicional a la recaudación generada por la aplicación de las actuales cuotas, que el Gobierno tratará de no subir. Además de las citadas, serán la supresión de primas promedio en accidentes de trabajo (15.000 millones de pesetas), la eliminación de topes máximos en los distintos grupos de cotización para que impere el tope máximo general (13.181 millones), las ya citadas subidas de tipos (13.203 millones en los agricultores, 7.948 millones en las empleadas del hogar, 156 millones los toreros y 96 millones los futbolistas), y diversas mejoras de gestión.

Con estas elevaciones se intenta suprimir los déficit de los regímenes especiales, que en el caso de los agricultores ascenderá en 1984 a unos 550.000 millones de pesetas. Esto implica una transferencia anual de rentas desde otros sectores a la agricultura por cifras equivalentes a la tercera parte del valor añadido en la producción agraria.

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