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Reportaje:

Hogares para escapar de la 'ruina'

El colectivo Promesa, una alternativa, social a la marginación juvenil

Madrid, barrio de Entrevías. Muy cerca de la comisaría de policía hay una casa de planta baja, donde Enrique Castro vive con un grupo de jóvenes. A veces han tenido que cerrar el paso por las bravas a los polis que querían detener a alguno. Otras, los agentes han usado su nombre fraudulentamente para franquear las puertas donde se cobijaban perseguidos. No es un asilo, ni un piso franco, ni, una institución más en su vida, sino un hogar donde se encuentra afectividad y rige una sola norma: nada que venga de la ruina (condena en prisión), ni dinero, ni armas, ni picos.Promesa está en la Coordinadora de Barrios, colectivo que agrupa hogares, talleres, una escuela para marginados sociales de Vallecas, educadores de calle, asesores jurídicos y otros colaboradores. Algunos, como Castro, viven entregados a la tarea, y otros sólo ofrecen sus conocimientos profesionales. Pueden llegar a muy pocos jóvenes, sobre todo a la hora de ofrecer hogares, que tienen que ser reducidos para ser eficaces.

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Enrique Martínez es otra persona que empezó hace 17 años esta lucha, "que no es un acto de caridad, sino una postura vital frente a una injusticia", y dirige ahora una casa en Moratalaz. Al principio buscaba en el Tribunal Tutelar de Menores a los que tenían fama de irrecuperables, los más deteriorados. "Chicos con una pésima sociabilidad. Una inseguridad básica. Una hipertrofia del instinto de conservación y de violencia. Que no creen ni confían en nadie".

Era el caso de Lucas, un chavalillo de 14 años que en 12 meses había recorrido seis reformatorios. Un experto en fugas. El tribunal se lo cedió, con el aviso de que no iba a durar nada. En su casa hicieron lo contrario. Le dijeron que se podía marchar, pero que les llamase de vez en cuando para decirles si estaba bien y si necesitaba dinero. Así lo hizo por tres veces. Luego se quedó con ellos unos años. Ya adulto salió de allí. "Lo que nosotros hacemos es muy poco, comparado con lo que les hacen".

"Bernardo es un niño de 12 años", continúa Martínez, "que durante temporadas se fugaba de su casa, donde, desbordados por su propia situación marginal, solían retenerle atado con una cadena a la cama. Merodea por las calles adyacentes a la Puerta del Sol, y cuando se le localiza aparéce marcado con tatuajes sexuales y ropas ajenas. Una y otra vez la policía recoge al niño, pero se inhibe de intervenir en la trama localizable en la que está atrapado. El Tribunal Tutelar de Menores recibe información, pero de manera similar se inhibe, mientras.no sea el menor quien cometa un delito de cierta entidad, dada la escasez de recursos".

Cuando un joven es empapelado la primera vez, suele ser ya un contumaz delincuente que vive deprisa, deprisa, pese a no ser más que un adolescente con un retraso de madurez. Su familia suele. ser inestable y carecer de recursos. Son rasgos de un retrato-robot. Autoeducados en una subcultura donde el héroe es el más duro y capaz de arrancar a la sociedad lo que les está vedado, "nosotros intentamos enfrentarles con su propia realidad, lo que no hace la cárcel, que les reprime, ni la escuela, que les ignora".

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Este enfrentarse a la realidad supone poner en cuestión sus seguridades básicas, recomponer sus estructuras, en primer lugar la violencia que traen en la piel. Castro lo cuenta con naturalidad: "En primer lugar, hay que olvidar el concepto bueno-malo que se tiene normalmente. Ellos sólo han desarrollado su instinto de vivir de la única forma que han podido. Sí, aquí ha habido más que palabras; han intentado pincharme, incluso una vez uno de los que vivían conmigo me puso la pistola en la sien. ¿Qué hacer entonces? Yo le dije que disparase si quería, que mi dolor iba a durar poco, pero que no iba a aceptar ese tipo de imposición. Esa misma noche tiramos el arma al Manzanares".

La toma de contacto se produce de muchas formas. Unos llegan agobiados por el mono, o simplemente porque conocen a alguien que ha escapado de la movida y quieren probar a ver. "La noticia de nuestra existencia se extiende por las celdas, entre las colas frente al rastrillo de la cárcel, en las comisarías".

"Que quede claro que esto es una convivencia y que nosotros somos los primeros que nos enriquecemos personalmente". Mucha gente diferirá, pero la vida delictiva, marginal, es una especie de hábito del que es difícil escapar. Quizá si se piensa en las cosas que uno no puede dejar de ser ni hacer aunque se quiera, se entienda mejor. "Muchos lo viven como una fatalidad. Algo que saben que va a acabar con ellos, pero que no pueden abandonar".

"En un principio no basta conseguirles un trabajo -un mal trabajo, por otra parte-, o un psicólogo o algo así. No es un problema tanto de medios tanto como de incomunicación. Lo primero es establecer un diálogo sincero y afectivo, donde se les posibilite ser aceptados tal como son. Valorados como personas, para que adquieran confianza en sí mismos y en los demás". En todo caso, tienen que ser motivos muy fuertes.

El juego de la oca.

Pero la presión de su ambiente y de su historia pesa mucho. Cuando están a punto de dar el paso, un juicio pendiente, un ajuste de cuentas, un equívoco, da al traste con todo. "A veces han traído dinero robado para aportarlo a la economía de la casa. Aquí hemos quemado algunos billetes de 5.000 pesetas. Yo les digo que no quiero nada que salga de la ruina".Su economía" precaria, se cubre fundamentalmente de sus propios sueldos y los de algunos chavales. No quieren vivir de subvenciones, porque podrían mediatizarles, aunque reciben algunas de organismos oficiales y donaciones privadas. También el Tribunal Tutelar, cuando les cede algún chico, les da una pensión. Otros grupos se autoabastecen de sus talleres, como los que la asociación Semilla tiene en Villaverde.

Tomás tenía 12 años cuando llegó a casa de Martínez procedente del Tribunal Tutelar. Desde pequeño había sido impulsado a robar por su madre, mujer de la vida. En nuestra casa se enfrentó a un permanente contraste con otra forma de vida que a cambio de amor no le pedía nada. Tras unos seis meses de adaptación entró en un colegio y se mataba por sacar buenas notas. Necesitaba sobresalir, que le estimaran. Cuando cumplió 16 años, su madre le reclamó al tribunal, y éste, sin consultarles, le devolvió la tutela. Ella le contaba al muchacho que donaba sangre para pagar su estancia en la casa. Él la creyó y se marchó con ella.

Había idealizado a su madre. Cuando Enrique volvió a conectar con Tomás estaba relacionado con un grupo de delincuentes adultos. Intentaba reiniciar el camino cuando apareció asesinado en Badajoz. Un ajuste de cuentas entre bandas.

Acosados

La marginación y la pobreza en la infancia es el camino que más rápido conduce a la delincuencia juvenil, como muestran los datos recopilados por Enrique Martínez: 300.000. niños españoles carecen de protección familiar. Más de 5.000 son anualmente hospitalizados víctimas.de traumatismos originados en su propio hogar. El 88% de los delincuentes proce de de familias extremadamente pobres. El 42% es analfabeto. Cada año se fugan de su hogar 35 ..000 menores. El 75% de los reclusos ha pasado antes por reformatorios."Ahora los jóvenes están siendo hostigados como nunca. Se identifica joven-lumpen con delincuente y se potencia una violencia institucional contra lo que atemoriza, sin distinguir al culpable de la víctima. Se les presiona y tortura. Se les hace ser confidentes para poder librarse de algo. Esto genera más violencia entre ellos. Es la sobredosis, el crimen perfecto. Yo me vine de Vallecas a Moratalaz porque ya no aguantaba el clima de violencia que se respiraba. El poder no cumple la ley".

La historia del movimiento Promesa ha pasado por varias etapas. Desde los primeros hogares hasta la creación de talleres, comunidades en el campo, asesorías jurídicas (apoyados por el Grupo de Abogados Jóvenes), escuelas de educadores de calle, asambleas de barrio, difusión y discusión de conceptos, toma de contactos con otros grupos (así detectaron más de 50 colectivos en España y otros en Europa, aunque de este tipo sólo en Italia). Acusan al PSOE de haberles dado de ladocuando llegó al poder, a pesar de haber colaborado antes, como cuando la etapa de lucha contra el intento de UCD de rebajar la edad penal.

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