José Rallo: "Los modernos centros sanitarios son productores de patologías psíquicas"
Entrevista con el psiquiatra que llevó el psicoanálisis al hospital
El psiquiatra José Rallo, hasta hace poco presidente de la Asociación Psicoanalítica Española, es un freudiano ortodoxo al que, curiosamente, no le gusta que lo definan de esta manera. Fue el primer psicoanalista español que ejerció en un hospital, cuando Jiménez Díaz le nombró jefe del servicio de psiquiatría de la clínica de la Concepción, de Madrid, en 1956, donde continúa en la actualidad aplicando la psiquiatría psicoanalítica, porque la urgencia asistencial es incompatible con el lujo de las largas sesiones de psicoanálisisPero cuando ejerce en su otra consulta, fuera del hospital, José Rallo vuelve al psicoanálisis tradicional en largas sesiones semanales, durante las que analiza los sueños que le cuentan sus pacientes mientras permanecen cómodamente reclinados en el clásico diván que, popularizara Freud y que él sigue utilizando, "porque es relajante y permite concentrarse", aunque no nos deja fotografiarlo, aduciendo que "es algo muy íntimo".
Pregunta. ¿Es muy diferente la labor que realiza el psicoanalista en una consulta tradicional y la que se lleva a cabo en el hospital?
Respuesta. Sí. Aquí no se puede hacer psicoanálisis, porque no hay tiempo. Ante todo existe la urgencia asistencial, lo que obliga a realizar terapias cortas y tratamientos con psicofármacos cuando es necesario. En el hospital hacemos una psiquiatría psicoanalítica. La enfermedad hay que entenderla como una patografía, es decir, situarla en el contexto de la biografía del enfermo, porque lo que le ocurre tiene que ver con todo su entorno, su desarrollo psicológico y sus circunstancias familiares. Y, con frecuencia, ocurre que los síntomas somáticos aparecen como una manifestación de los problemas psíquicos. Además, es imprescindible tener en cuenta el factor inconsciente, porque la experiencia nos indica que el enfermo tiene siempre una doble historia: la que nos cuenta conscientemente y la que vamos descubriendo a través de las motivaciones inconscientes, que nos ayuda a comprender su enfermedad.
P. ¿Cuáles son las somatizaciones más frecuentes de problemas psíquicos?
R.Hay muchísimas. Los enfermos con neurosis de angustia y los depresivos tienen muchas manifestaciones somáticas, sin que exista reaImente una enfermedad física. Pero, además, está el problema de las enfermedades somáticas debidas en gran parte a una influencia psicopatólógica. Como caso típico se puede citar el infarto, en el que suelen tener mucha importancia las circunstancias sociales, laborales y personales del individuo.
. P. ¿Qué tipos de enfermedades somáticas requieren con mayor frecuencia la ayuda del psiquiatra?
R. No otros, vemos a muchos enfermo de aparato digestivo, circulatorio y respiratorio, pero también son uy importantes los problemas generados por el mismo hospital, porque el hospital moderno es muy yatrogénico, es un gran productor de patologías psíquicas. Los servicios especiales, es decir, las unidades de vigilancia intensiva, coronarias o de diálisis, fundamentalmente, crean tina patología secundaria muy importante, porque en ellas los enfermos están en unas circunstancias muy estresantes necesitan muy especialmente la ayuda del servicio de psiquiatría.
P. El psicoanálisis ha sido la doctrina que más ha contribuido a popularizar la figura del psiquiatra, que pasó de ser el médico de los locos a ejercer de consultor del hombre de la calle. ¿Cuáles son las razones de esta evolución?
R. Con Freud, la barrera de los locos empieza a romperse cuando escribe su Psicopatología de la vida cotidiana, con lo que está indicando que no hay una frontera rígida que separe lo normal de lo anormal, sino que todos tenemos nuestros aspectos neuróticos. Y esto es importante, porque suprime la barrera que tradicionalmente se establecía entre el loco y el cuerdo. Curiosamente, es a través de los sueños como Freud llega a esta conclusión, porque los sueños son algo así como la psicopatología de todos nosotros y en ellos nos manifestamos de una forma similar a los enfermos neuróticos. A partir de ahí, los síntomas neuróticos son comprensibles, ya no se consideran una excrecencia del cerebro, un producto metabólico, sino que tienen un sentido, que hay que entender a través del inconsciente.
Posteriormente, este fenómeno referido al neurótico se extendió al psicótico, a través del movimiento antipsiquiátrico, en el que tuvo una gran influencia el psicoanálisis. De esta manera, la antipsiquiatría afirma que el loco ve reforzada su patología mental por la actitud de la sociedad y su segregación de ella.
P. ¿Se puede afirmar que los sueños son fundamentales para mantener el equilibrio mental?
R. Los sueños cumplen una función compensatoria de la actividad diurna. Durante el sueño hay una especie de intento de compensación de lo que no se ha logrado durante el día, de equilibrar el desajuste producido por
las tensiones y las frustraciones.
P. ¿La interpretación psicoanalítica de los sueños sigue manteniendo una explicación rígida de los símbolos oníricos?
R. El psicoanalista nunca ha tenido una simbología rígida, porque nosotros, durante la cura psicoanalítica, utilizamos los símbolos universales de una forma muy secundarla y damos más valor a la significación simbólica individual. Es decir, que la interpretación del significado de los sueños no la hacemos en función de una carta de símbolos establecidos culturalmente, sino teniendo en cuenta lo que significan para esa persona.
El inconsciente como teoría científica
P. Usted está considerado como psicoanalista freudiano ortodoxo. ¿Está de acuerdo con esa definición?
R. Lo de ortodoxo no me gusta mucho, porque no va con mi espíritu. Soy ortodoxo entre comillas, si usted quiere, porque pertenezco a la Sociedad Psicoanalítica Internacional, que es la freudiana clásica, pero es que dentro de la misma asociación hay muchas tendencias, es decir, que no hay una ortodoxia, sino ciertos principios fundamentales, como la existencia del inconsciente, de la sexualidad infantil, la importancia de la infancia en la vida adulta o los fenómenos de transferencia.
P. Pero, en definitiva, ¿usted sigue la doctrina freudiana pura o acepta las modificaciones de alguno de sus discípulos?
R. No, no. Yo sigo la doctrina de Freud.
P. Lo cierto es que todos los discípulos de Freud han rebatido algún punto de su teoría. ¿Qué que da en la actualidad de la doctrina freudiana?
R. De Freud queda lo fundamental, que es su descubrimiento del inconsciente como teoría científica basada en el método de exploración sistemática, porque el inconsciente, en abstracto, ya es taba descrito en la literatura, debido a que los escritores tienen una intuición especial para el conocimiento psicológico.
R. ¿Qué aportaciones ha recibido el psicoanálisis a partir de la época dorada de Freud y sus discípulos inmediatos?
R. Los principios fundamentales siguen siendo válidos, pero ahora hay un conocimiento mucho mayor de los estadios precoces del desarrollo, porque él exploró, sobre todo, la fase edípica, que se produce entre los tres y los cinco años, y, aunque habla de las fases oral y anal, no profundiza en ese período pregenital, tan fundamental en la salud mental del individuo. El estudio de estas etapas, de los vínculos del niño con la madre, es, quizá, la aportación más importante.
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