La lluvia aplazó en Barcelona la primera jornada
Las previsiones meteorológicas anunciaban tiempo estable y seco en todo el país, excepto en el Norte. Nadie se acordaba de esas tormentas de verano, que proliferan por estas fechas y echan por tierra las -fiestas de muchos pueblos, de España. Una de esas tormentas echó por tierra la fiesta barcelonesa del ciclismo. Los campeonatos mundiales que debían iniciarse ayer tuvieron que ser, suspendidos, aunque el velódromo de Valle Hebrón fue inagurado oficialmente en un acto deslucido y paupérrimo -hubo excesivos fallos de organización- al que asistieron el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, el ministro de Cultura, Javier Solana, el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, y el secretario de Estado para Deporte, Romà Cuyàs, entre otras personalidades.
Los escasos 500 espectadores que desafiaron las inclemencias del tiempo no esperaban una ceremonia inaugural similar a la de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, pero tampoco un espectáculo tan deplorable que. puso de manifiesto la escasa imaginación de los organizadores, que además se vieron desbordados por la lluvia. La típica improvisación hispana impidió que la apertura se convirtiera en una brillante plataforma de lanzamiento para la candidatura de ciudad de cara a los Juegos Olímpicos de 1992.Era triste la imagen que daban las primeras autoridades y los responsables del deporte español, a cubierto de la lluvia bajo unas sombrillas forradas de publicidad. Los periodistas extranjeros -hay más de 500 acreditados- miraban atónitos el espectáculo, mientras el escaso público pitaba con ganas antes de los parlamentos que los hubo y más prolongados que el de Ronald Reagan en Los Angeles. Pasqual Maragall quiso dar una pincelada de humor -Pujol se limitó a cumplir con el protocolo- y dijo que "ya se ha batido un récord en el velódromo: el de su construcción". Y tenía razón en parte: una hora antes de la fijada por la organización para el comienzo de las pruebas, todavía trabajaban las palas mecánicas para adecentar los accesos, mientras en las entrañas del recinto deportivo, donde están situados los vestuarios, salas de Prensa, botiquines y bares, surgían los primeros problemas.
Todavía no había llegado la lluvia y a un periodista belga ya le habían desaparecido sus útiles de trabajo. Protestó ante la organización y obtuvo como respuesta que "en su país también me robaron a mí". La policía se limitaba a patrullar por los pasillos, pues las puertas de acceso eran controladas por una compañía privada de seguridad. Pese a las cautelas, en los vestuarios personas indocumentadas.
La lluvia lo puso todo patas arriba. Los ciclistas dejaron de entrenarse y a nadie se le ocurrió cubrir la pista, una medida que no habría servido para garantizar las pruebas ya que el agua no cesó de caer, pero que habría protegido la preciada madera de Camerún, que todavía verde ya empieza a dilatarse en algunos lugares hasta tres centímetros. La reglamentación de los Mundiales obliga a que los velódromos sean descubiertos, pero entra dentro de las previsiones disponer al menos de un plástico para preservar la pista de las inclemencias atmosféricas
Reuniones y más reuniones de los comisarios. "Se aplaza una hora el comienzo". Y el público, en la calle, con su entrada en la mano, a la espera de que las puertas fueran abiertas. Hasta que alguien estalló: "Si queréis organizar unos Juegos Olímpicos, vais listos. ¡Por lo menos hasta el año 3.000 ... !".
Por fin, a las siete de la tarde, se inició el que sena unico acto del día, el de la inauguración. Una sardana sonó por la mediocre megafonía, y todo concluyó en 17 minutos. Ni gigantes, cabezudos ni castellers, que se quedaron a las puertas de la pelouse. La despedida fue con música de la Companya Eléctrica Dharma. Y al final, un consuelo: "Se advierte al público que las entradas son v ¡das para la reunión de mañana". ¿Y qué vamos a hacer aquí a las nueve de la mañaría?", preguntaba una señora a un municipal. "Pues tendrá ración doble".
Doble jornada
Los ciclistas se encaminaron hacia sus hoteles con diferentes medios de locomoción, y algunos, como los representantes de Canadá, en taxi. Más horas de tensión antes de la decepción o la alegría. El hecho de que las pruebas tengan que disputarlas esta mañana no. entraña para ellos ninguna desventaja, aunque "los ciclistas suelen estar más motivados por la tarde", según el seleccionador español de pista, Juan Carlos Pérez. Y una opinión unánime en todos los técnicos consultados sobrélas características del velódromo barcelonés, singular por sus 250 metros de cuerda: "Es excelente y no entendemos como puede decirse que no van a batirse récords". Sus 41 grados de inclinación suponen sólo un inconveniente para los ciclistas del medio fondo.A partir de las nueve y, si el tiempo no lo impide, comenzará una jornada maratoniana que tendrá su punto culminante por la tarde, que se disputará la final de velocidad damas y keirin.
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