El ambiguo triunfo de Reagan
( ... ) A nivel interno, la economía estadounidense ha experimentado una recuperación impresionante, el año pasado, y si bien en las clases sociales más bajas la cifra de pobres ha aumentado, no por ello el nuevo crecimiento y mejora es menos real para muchos. Después de haber aumentado, la tasa de desempleo ha vuelto este año a los niveles de 1981. La inflación se ha reducido en dos tercios.No obstante, esta política de favorecer- la moneda, elevar los tipos de interés y aligerar la presión fiscal tiene sus desventajas. La subida de los impuestos, ineluctable en opinión de Mondale, quizá no sea la solución ideal para el enorme déficit presupuestario que el candidato Ronald Reagan había prometido en 1980 reducir a cero al final de su mandato presidencial. Pero en esta ocasión el huésped de la Casa Blanca debe proponer otras soluciones si quiere obtener credibilidad, porque ni Estados Unidos ni el resto del mundo pueden aguantar este peso económico a largo plazo.
En política exterior, el orgullo recuperado ya no es una panacea. El presidente Ronald Reagan, desde luego, no se equivoca al recordar constantemente que no se puede negociar a solas y que son los soviéticos los que abandonaron las conversaciones de Ginebra. Pero esos insultos verbales contra el imperio del mal, ¿no terminan por ocultar todo lo demás, sobre todo al electorado americano?
Para despejar la ambigüedad entre la política declarada de paz por la fuerza y la peligrosa búsqueda de una superioridad militar, Reagan, debería definir, al haberse terminado el capítulo de la distensión, su concepciónde las relaciones Este-Oeste. Ello no sería debilidad, sino más bien el paso imprescindible para reemprender un diálogo indispensable, sobre todo en un momento en que la cúpula soviética parece desamparada.
Hubiera sido conveniente que este tipo de cuestiones, por lo menos, hubieran aflorado en Dallas. Nos gustaría poder estar seguros de que a las vacilaciones de antaño no seguirá la tentación de la arrogancia.
25 de agosto
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.