La crisis económica está propiciando la reducción de la jornada laboral
"La reducción de la jornada laboral no incide en la generación de empleo a corto plazo, si bien se trata de una medida necesaria por sus efectos sociales", afirmó ayer, en Santander, José Ramón Lorente, economista del Estado, adscrito al Ministerio de Economía y Hacienda.
El conferenciante atribuyó la reducción importante experimentada por la jornada laboral en España entre 1976 y el pasado año, a los efectos producidos por la crisis y, en menor medida, a las novedades legislativas. En la misma jornada intervino George Johnson, profesor de economía de la Universidad de Michigan.
Lorente ofreció como introducción a su conferencia algunos d atos referidos a las encuestas de población activa de 1976, que situaban la jornada laboral promedio en 45 horas semanales, en tanto que en 1983 ésta era tan sólo de 39 horas.
En opinión del conferenciante, la reducción de la jornada laboral por vía legal no ha incidido de forma significativa en la diferencia anteriormente expresada, sino que se trata de una consecuencia de la crisis económica, que actuaría en un doble plano. De un lado, concentrando la población asalariada en sectores económicos como el de servicios, al ser éste uno de los menos afectados por la crisis, en el cual se da una jornada laboral más reducida, y el otro, por las reducciones de jornada y regulaciones de empleo llevadas a cabo por numerosas empresas.
Consecuencias negativas
Se refirió Lorente a las tesis enfrentadas existentes en torno a la conveniencia de acelerar o desacelerar la reducción de la jornada laboral en épocas de crisis, señalando que la experiencia histórica demuestra que la política de reducción de la jornada laboral tiene consecuencias negativas, a corto plazo, en relación con el empleo.Una forma de paliar dichas consecuencias, en opinión del conferenciante que participa en el curso organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en torno a la flexibilización del mercado laboral en España, residiría en la adopción de una postura solidaria por parte de aquellos que disponen de rentas salariales, aunque señaló que es difícil que en tiempos de crisis se esté dispuesto a cambiar el nivel de rentas por ocio.
El profesor George Johnson presentó diversas alternativas de reducción de la jornada laboral cuya aplicación podría generar empleo, pero que, o bien resultan diricilmente aplicables en la práctica, o bien generan problemas añadidos de no fácil solución.
Pese a esto, tal medida chocaría, en opinión de Johnson, con la resistencia empresarial, ya que determinaría la duplicación de íos costes para un mismo rendimiento laboral. La otra alternativa expuesta, que ha venido siendo considerada en Estados Unidos, consistiría en reducir el número de horas de trabajo disminuyendo la edad de retiro de 65 a 60 años, medida que plantearía el problema añadido de la financiación de la Seguridad Social, que, para el conferenciante, no debería hacerse mediante impuestos al trabajo, sino a las rentas.
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