El acanto maditerráneo
Una planta ornamental olvidada que los griegos utilizaban contra el mal humor
Hace ya 25 siglos, los capiteles corintios se remataban con hojas de acanto, quizá porque la creencia popular le dotaba de un poder mágico (gracias a sus hojas espinosas) para impedir el paso de los espíritus malignos. Es posible que esa creencia estuviera relacionada con las propiedades medicinales de esta planta: no sólo servía como apentivo y regulador de la digestión; también solía emplearse como infusión contra los malos humores que provocaban esputos sanguino lentos e inflamaciones de vejiga.Sea como fuere, el acanto, como planta ornamental, es una gran olvidada. Veamos: tiene grandes hojas de color verde oscuro brillante, que tupen muy bien y ocultan el suelo; florece en verano, formando unas espigas de colores cercanos al blanco o rosado; exige algo de agua, pero soporta bien los suelos pobres y secos, aunque en un jardín bien provisto de nutrientes su desarrollo es más rápido, está perfectamente adaptada al clima mediterráneo y sólo tiene un uso limitado en las regiones de grandes y prolongados fríos invernales, porque soporta perfectamente algunas heladas cortas y espaciadas (en caso de fríos más intensos, la parte aérea muere, pero se conservan las raíces, de las que puede volver a brotar la planta en primavera). Por si fuera poco, puede propagarse mediante división de mata en primavera y en otoño, o por semillas en primavera; soporta bien la sombra, pero puede plantarse en sitios soleados, y, finalmente, forma unos magníficos macizos cuando se plantan varios individuos a una distancia de unos 50 o 60 centímetros. Y además, es una planta típicamente mediterránea, espontánea en Turquía, Grecia, Yugoslavia, Italia, Francia, España y Portugal, por lo que su presencia en un jardín hispánico está plena y ecológicamente justificada (sin hablar del precio, que puede estar entre 80 y 150 pesetas). ¿Por qué, entonces, no se encuentra nada más que en unos pocos viveros?
EL ACANTO EN MACETA
El acanto (Acanihus moffis) puede cultivarse también en terrazas y balcones, colocándolo en macetas suficientemente grandes: por lo menos, de un par de palmos de diámetro. Lo mejor es cultivarlo en una tierra arenosa y regar en abundancia durante el verano, manteniéndolo en una exposición seinisombreada. En invierno, regar escasamente y colocar la maceta a cubierto de las heladas o de los vientos muy fríos.
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