El tesoro del 'Andrea Doria', unos pocos billetes mojados

La pesada y oxidada caja fuerte de la primera clase del trasatlántico Andrea Doria, hundido frente a las costas de Nueva York hace 28 años, no guardaba ningún tesoro, ni las fabulosas colecciones de monedas que algunos esperaban encontrar. Cuando la puerta de 300 kilos de peso se abrió, a la dos de la madrugada de ayer (hora peninsular española), ante los ojos de millones de espectadores que seguían en directo la operación transmitida a 44 países víá satélite, lo único que se vio fue papel mojado: dos fajos de billetes de 20 dólares, algunas liras italianas y lo que parecían ser envoltorios con monedas de curso legal en los años cincuenta.Aunque aún no se han detallado los objetos encontrados en la caja, parece ya claro que no se trata del fabuloso tesoro que prometía la parafernalia de que se rodeó toda la operación.

Todo lo más, se cuenta con recuperar algún billete más -posiblemente semidestruido por el efecto combinado del agua y el tiempo-, cheques de viaje y algunos documentos. Completar la operación llevará aún varios días, ya que hay que evaluar los hallazgos, desacidificarlos y limpiarlos.

Durante los tres últimós años, desde que una operación dirigida por el millonario Peter Gimbel que costó 2.000 millones de pesetas, culminó con éxito su labor de rescate, la caja ha estado sumergida en un acuario de Coney Island, cerca de Nueva York, protegida por un tiburón.

La retransmisión televisiva -que supuso una decepción para sus millones de espectadores- incluyó filmaciones de las operaciones de rescate del equipo de submarinistas organizado por Peter Gimbel quien, pese al modesto botín, expresó su satisfacción y prometió a su mujer que nunca más bucearía hasta el Andrea Doria. "Ella tiene mucho miedo de que baje otra vez. Sospecha que el barco está maldito. De todas formas, bucear en el trasatlántico entraña sus riesgos", dijo.