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Gente

Santiago Labariz,

herido en uno de los encierros, de Falces (Navarra), con el fémur roto, sintió agudizado su dolor cuando la ambulancia de la Cruz Roja que le trasladaba al centro sanitario se quedó sin gasolina a medio camino. Lo grave fue, que ninguno de los voluntarios de la Cruz Roja llevaba dinero encima, por lo que tuvo que ser el padre del lesionado quien abonara el importe del combustible. Otro afectado en el mismo encierro, Manuel García Jaime, que recibió 19 puntos en el escroto tras ser alcanzado por una vaca, parece tener la calidad de atraer a estos animales. Cuando se encontraba contemplando el encierro del día siguiente en el balcón de una sociedad local -lugar éste seguro, debió pensar-, una de las vaquillas subió hasta el primer piso de la entidad, lo que provocó el pánico entre el medio centenar de personas que en ella se encontraban. Algunos saltaron del balcón a la calle, acción que no pudo secundar Manuel García, pues, según afirmó, "me tiran los puntos".

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