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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Defensa de los homosexuales

Muchas veces la Iglesia católica ha condenado la homosexualidad. ¿Por qué? Seguramente por herencia judía. Intentaré analizar la comparación del cristianismo con la homofilia, así como la situación de los homoeróticos dentro de la sociedad.Como he dicho antes, la condena de la homosexualidad por la Iglesia proviene del judaísmo. En el Levítico se ]la llama abominación y se la castiga con la muerte (20,13). Parece que los israelitas asociaban la homosexualidad a los ritos idólatras paganos (doctor Antoni Mirabet, Homosexualitat avui, Edhasal 1984, página 80). Además, la pena de muerte no era exclusiva de los homosexuales (Lev., 20). Pero, desgraciadamente, esta postura contraria del Antiguo Testamento es la que ha heredado la Iglesia.

Si bien san Pablo en alguna epístola (Rom.., 1, 26-27) condena la homosexualidad, la parte fundamental del Nuevo Testamento, los Evangelios, no dice absolutamente nada. Jesús refundió la antigua ley. Dio un nuevo mandamiento: el amor. La religión cristiana queda fundamentada en dos cosas: fe y obras. Cualquier persona puede tener fe. Hay homosexuales que aceptan y creen las verdades de la Iglesia. La homosexualidad es, pues, compatible con la fe.

Ahora bien, "la fe sin obras es fe muerta" (Sant., 2, 17). ¿Y cuál es la obra máxima? El amor. Y la homofilia es una forma de amor. De amor no se puede pecar nunca. El pecado está en no amar, o no amar lo suficiente o amar mal, pero nunca en amar. Un homosexual puede, entonces, amar. La conclusión es bastante clara: un homosexual puede ser verdaderamente cristiano. Nadie puede juzgar a nadie. Sólo Dios puede hacerlo. "Quien esté limpio de pecado, que tire la primera piedra" (Jn., 8, 7).

En los campos nazis no murieron sólo judíos, también homosexuales, marcados con un triángulo rosa. La Inquisición no quemó sólo brujas. A los campos de concentración soviéticos no fueron sólo los contrarios al régimen comunista. En las prisiones españolas, durante el franquismo, no encerraron sólo a gente de izquierdas... ¿Cuándo terminará esta marginación? ¿Cuándo los padres dejarán de ver en su hijo homosexual una cosa horrible?

Espero también que todos lleguemos a comprender que hay muchas formas de amar, y que las personas homófilas no son nada más que eso: personas.-

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