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El fin de semana limpio de polvo y paja que no pudo ser

Al igual que en las dos primeras sesiones realizadoras, el mercado dio muestras de poder absorber todo el papel que le echaron: en la de cierre se evidenciaron los pocos deseos del dinero de seguir apoyando un juego que a fin de cuentas podía terminar resultándole muy caro. Tal vez los más de 6.000 millones de pesetas que lograron contratar en el mercado madrileño los pagarés del Tesoro fuesen un aviso tan rotundo como la baja que registran los valores bancarios para los que se obstinan en vender.La mayoría de los valores eléctricos, con algunas excepciones importantes, ha terminado la semana casi como la comenzó. La fortísima subida del lunes ha quedado diluida en este proceso realizador, y parte de las expectativas se han ido con él, sin que esto quiera decir que el mercado renuncie a conseguir los objetivos que se había fijado. La insistencia que desde algunos sectores se ha puesto en hacer bajar los precios se vio apoyada por la llegada de algunas órdenes del exterior, que incidieron precisamente sobre bancos y eléctricas. No se contaba con esto, y el papel resultó excesivo para la capacidad del mercado, que no pudo ver cumplido un pronóstico que le vaticinaba un fin de semana limpio de polvo y paja.

La tónica del sector bancario continúa siendo la escasez, tanto de actividad como de soluciones. La contratación de este grupo está siendo muy baja en las últimas jornadas, viéndose superada en bastantes ocasiones por el sector eléctrico. La diferencia entre la cotización de unos y otras indica claramente el aislamiento en que se encuentran estos valores en los mercados. Una vez casadas las operaciones, los restos que quedan suelen ser muy pequeños y, a pesar de ello, la repetición no es la respuesta que dan normalmente estas entidades a un mercado tan escasamente activo. Ayer debió entrar en acción algún mecanismo multiplicador, y los siete grandes recortaron sus precios con cierta energía, indicando así a los vendedores la suerte que podrían corre r sus partidas en el caso de seguir insistiendo en esa postura. Las pérdidas oscilaron entre uno y seis enteros, siendo la caja más abultada la del Banesto, con casi 38.000 títulos, y la menor, la del Bilbao, con 995.

Era muy difícil que los valores industriales intentasen algo por su cuenta, y efectivamente se vieron arrastrados por la inercia del mercado, sin que las situaciones particulares lograran aliviar la situación. Duro Felguera, que anunciaba ayer mismo una ampliación de capital gratis en la proporción de una acción nueva por cada tres antiguas Para el 1 de septiembre, también hubo de ceder ante la ausencia de dinero. Otro tanto le sucedió a El Águila, que sin el apoyo de un mercado alcista no tuvo más remedio que seguir cediendo posiciones, mientras se espera que se comuniquen los resultados de la ampliación de capital.

El resultado de todo esto fue que los mercados quedaban al final de la semana con una ausencia total de posturas definidas. Las realizaciones que en principio fueron acogidas casi con alegría, y que se pensaba se trataba sólo de un escalón en la tendencia al alza, llegaron más allá de lo que se esperaba, por lo que se hizo necesaria tina redefinición de la situación, que, debido a las vacaciones, parece no se va a producir con la rapidez que haría falta.

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