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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Buenas razones para ver otro Hitchcock

De pronto, mientras las carteleras cinematográficas están repletas de títulos de Hitchcock recuperados bajo la pomposa denominación serial de Lo esencial de..., TVE nos muestra los trabajos televisivos del director británico y, poco tiempo después, se empeña en un ciclo sobre las películas inglesas de Alfred Hitchcock. No hace demasiados años se- habría hablado de exceso, de monotonía, de saturación. Hitchcock no era el preferido de los críticos y el público de un nivel cultural medio-alto no sentía demasiado respeto por las historias de suspense y asesinatos.En realidad, la hitchcockmanía ha encontrado el camino desbrozado de obstáculos gracias al también reciente furor por la serie negra, furor que ha ido acompañado de abundante y, a menudo, tediosa teorización. Con ello se ha logrado que las novelas que antes se consumían durante lar gos viajes ferroviarios o como somnífero infalible pierdan su connotación instrumental y en tren en el reino de la cultura. Eso, a veces, equivale también a ingresar en el reino de los disparates, a trascendentalizar lo que son meros divertimentos, a descubrir obras maestras donde tan sólo hay habilidad dispositiva.

Alfred Hitchcock repetía siempre que el trabajo de un director no consistía tanto en dirigir películas como en dirigir es pectadores. Respecto a Sabotaje, sus reflexiones sobre la materia son suculentas. Por ejemplo: "En este caso concreto no se pide al público que tenga miedo, sino, francamente, que tenga ganas de matar, y esto es más dificil". A continuación desvela la manera de lograrlo y lo hace como un cocinero que ha hallado el toque ideal para una receta a base de repetir el guiso cuantas veces haga falta. No siempre el plato es de una gran exquisitez, pero todo está en su punto. Sabotaje es aún uno de esos ensayos en busca de la fórmula exacta y de él se aprende tanto de sus aciertos como de sus errores.

Los cálculos del cineasta, sus hipótesis, vienen a veces expuestas con gran crudeza. Así, al hablar del célebre problema del niño que se pasea con una bomba bajo el brazo sin él saberlo Hitchcock afirma que la solución correcta al problema no es la que el filme pone en escena, sino el "que Oscar Homolka matara voluntariamente al chico -y sin duda que no se viera este asesinato- y que después su mujer lo matara a él para vengar a su joven hermano".

Enorme, irónico, sin mirar nunca por el visor de la cámara apaciblemente sentado en su silla mientras los técnicos preparan las luces para la siguiente toma, Alfred Hitchcock -"no estoy contra la policía; simplemente me da miedo"- piensa de qué manera hay que matar a la gente, si un actor es lo bastante elegante como para ser el asesino o si conviene matar a menores de 14 años, aún corriendo el riesgo de destruir el clímax de la película. "El primer trabajo es crear la emoción y el segundo trabajo es preservarla".

El éxito popular de su obra es perfectamente comprensible porque ése era el objetivo buscado y a ello se dedicó con rigor e inteligencia. El reconocimiento por parte de la crítica es obligado porque nadie como él ha sabido comprender la esencia de un oficio -"soy un director y trato de exponer al público un estado de ánimo mediante los simples medios del cine"-

Sabotaje se emite hoy a las 22.05 horas, por la segunda cadena.

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