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Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna

De los Juegos a los éxamenes

Con la nariz pelada por el sol, la apariencia tranquila y una cinta blanca para que los rizos del pelo no le obstruyan la mirada de lince de navegante olímpico, Luis Doreste, de 23 años de edad, rondaba casi tan campechano como el primer día por las instalaciones olímpicas de Long Beach cuando recibía felicitaciones y era solicitado para múltiples entrevistas al haber ganado la medalla de oro de la clase 470 un día antes del final de las competiciones."Pues no sé, no sé. No tengo ni idea", decía, casi con timidez, cuando le preguntaban cómo iba a celebrar el triunfo. No, Luis Doreste no cree que una medalla de oro "me vaya a cambiar el rumbo" Piensa seguir navegando en la misma clase 470, "que es lo que me gusta". También con su tripulante y compañero Roberto Molina, de 24 años, con quien forma equipo desde hace cuatro años.

Luis Doreste, becado por el colegio Joaquín Blume para que pueda compartir deporte y estudios, no piensa que "en España se pue da vivir de la vela, ni aun con medalla olímpica". Tampoco parece importarle, dada la prioridad que quiere dedicar a partir de ahora a terminar sus estudios de informática. "Yo", dice Luis Doreste, 9o que quiero es navegar, que es lo que me gusta, y participar en todos los campeonatos que se pueda".

El jefe del equipo español, Fernando Bolín, recuerda que conoció a Luis Doreste en los Juegos Mediterráneos, y que "me impresionó tanto su forma de navegar como el que al final de la competición se retirara a estudiar. Es un chico estupendo".

Cuando el día 13 de agosto Luis Doreste regrese a España, junto con los demás participantes del equipo español, no tomará vacaciones. "Me iré a Canarias a estudiar, pues tengo exámenes a primeros de septiembre". ¿Más difíciles o más fáciles que una regata olímpica? "Mucho más dificiles", se ríe Luis Doreste. Luis Doreste, con el pudor de los campeones, no quiere hacer ninguna valoración de la pobre actuación del resto de los participantes españoles en las competiciones de vela olímpica. "Bueno", dice, "las cosas van como van. A veces salen bien y otras no".

Al principio de las regatas, Luis Doreste y Roberto Molina volcaron el 470 durante unos entrenos. Demostraron que estaban dispuestos a ir a por todas, pero sin perder la cabeza. "A veces se apura más en los entrenos que en la competición", decía al inicio de las regatas Luis Doreste. Otra preocupación era que los periodistas escribieran bien su nombre, ya que con frecuencia se le confunde con el nombre de José Luis, que corresponde a su hermano mayor, tripulante de la clase Star de la que es patrón Antonio Dorestegui. La medalla olímpica en los Juegos de Los Ángeles para Luis Doreste evitará confusiones de nombres en el futuro, confirmando, simplemente, que el clan de los hermanos Doreste, José Luis, Manuel, Luis y Gustavo, los cuatro dedicados a la vela de competición, es una familia con madera de campeones.

Para Roberto Molina de 24 años, estudiante de ingeniero industrial, los planes de futuro tampoco son muy distintos que los de Luis Doreste. "Estudiar y navegar", comenta también este canario residente en Barcelona. A Roberto Molina, como a Luis Doreste, también le quedan asignaturas pendientes para el próximo mes de septiembre.

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