Un preso de la cárcel de máxima seguridad de Alcalá-Meco se fuga desde las cocinas
Un recluso de la cárcel de máxima seguridad de Alcalá-Meco logró escaparse el pasado lunes desde las cocinas del centro, informaron ayer fuentes penitenciarias. El fugado es José González Belmonte, que había sido trasladado el 11 de julio al establecimiento citado desde la prisión de cumplimiento de Alcalá de Henares, donde había trabajado en los talleres.En la cárcel de máxima seguridad, González Belmonte fue clasificado en segundo grado (sin peligrosidad especial) y destinado a trabajar en las cocinas, que constituyen un edificio independiente en el conjunto del establecimiento y tienen acceso directo al exterior. Los reclusos condenados por la autoridad judicial se clasifican en tres grados: el primero es el de los considerados peligrosos, el segundo el ordinario, y el tercero el de los que pueden beneficiarse de un régimen semiabierto.
El pasado lunes, González Belmonte aprovechó una ausencia temporal del funcionario encargado de la vigilancia de las cocinas para abandonarlas. Rompió uno de los candados que cierran la verja que rodea el recinto y se escapó campo a través. Un portavoz del Ministerio de Justicia manifestó ayer que el evadido es autor de numerosos pequeños delitos contra la propiedad. Su actual reclusión era debida a hurto, robo, uso indebido de vehículo de motor y omisión del deber de socorro, delitos cuya pena no excede del presidio menor.
El subdirector de la prisión, en ausencia del director, Juan Manuel Ruiz, declaró ayer que la fuga se produjo poco antes de las cuatro de la tarde y fue detectada casi de inmediato. El mismo funcionario subrayó que González Belmonte no se encontraba en Alcalá-Meco por su peligrosidad, sino que había sido destinado expresamente para trabajar en las cocinas "desde donde prácticamente se puede marchar cuando quiera".
En estas dependencias trabajan una docena de internos, vigilados por un funcionario. Algunos de estos reclusos disfrutan de permisos temporales fuera de la prisión. Para salir fuera del recinto de cocinas, que no dispone de los sistemas de seguridad del resto de la cárcel, González Belmonte sólo tuvo que forzar un pequeño candado, explicó el subdirector.
El pasado 20 de abril, Viernes Santo, tres presos considerados muy peligrosos por las autoridades policiales y penitenciarias se evadieron de la prisión de máxima seguridad de Alcalá-Meco, tras reducir a unos funcionarios con una pistola moldeada con jabón y pintada de negro. Los reclusos se apoderaron de los uniformes de los funcionarios y consiguieron llegar a las cocinas, desde donde huyeron a campo través.
Entre los tres presos fugados el 20 de abril se encontraba Rafael Bueno Latorre, protagonista de una fuga del Hospital Provincial de Burgos, el 12 de octubre de 1983, en la que fueron asesinados dos policías nacionales. Bueno Latorre no ha sido capturado todavía, y su fuga provocó la destitución de los entonces director y subdirector de Alcalá-Meco, Carlos Parada y Pedro Ramos Cordero. Sin embargo, a mediados de junio fue detenido en Madrid Antonio Returto González, uno de los dos compañeros de fuga de Bueno Latorre.
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