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Preparativos de los Juegos Olímpicos

8.000 atletas de 141 países ocupan ya las tres villas olímpicas

Los casi 8.000 deportistas, con sus entrenadores, equipos médicos, gastronómicos y directivos procedentes de 141 países llenan ya las tres villas olímpicas (USC, UCLA y la de Santa Bárbara) de Los Ángeles. Entre todos estos atletas destacan dos lesionados de lujo que vuelven. La italiana Sara Simeoni, recién llegada su delegación, buscaba ayer el campo de entrenamiento junto a su inseparable marido. Ha olvidado su desgraciado año 1983, en que acabó lesionándose durante los mundiales de Helsinki. Junto a Juantorena y Evelyn Ashford, aún de cristal y que sólo correrá los 100 metros en los juegos, fueron las bajas de lujo de aquel acontecimiento. Las ausencias de los países del Este han obligado a la eliminación de las series.

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La saltadora italiana Sara Simeoni, con las ausencias de Andonova, Bykova y Costa, entre otras tiene incluso posibilidades de ganar. Ha saltado ya este año 1,95, y sólo Ulrike Meyfarth -lejos de su gran forma por otro lado-, Richter -otra alemana- o la canadiense Brill y una rumana podrían superarla. Pero la italiana es una gran competidora si se encuentra bien físicamente.Simeoni, nacida el 11 de abril de 1953, en Rivoli (Verona), inició su carrera olímpica, en 1972, ocupando la sexta plaza de la competición de altura. En 1976, arrancó la plata con un salto de 1.91 metros, para establecer, en Moscú-80, el récord olímpico con 1.97. Simeoni ostentó el récord del mundo, en 1978, con 2.00 metros y 2.01. Recientemente, en los campeonatos del mundo de Helsinki, sufrió una lesión muscular en su pantorilla izquierda, lo que le impidió luchar por las medallas, pero nadie olvidará su actuación en Moscú y en los europeos de Atenas.

Todavía, hay quien recuerda aquella lesión que sufrió Evelyn Ashford, en Helsinki, cuando, en plena final, se le reprodujo una vieja lesión. Ashford, que acaba de cumplir 27 años, consiguió el pasado año el récord del mundo de 100 metros, con 10.79.

Menos eliminatorias

Respecto al atletismo, y como índice de que aún se acusan las bajas, ya se ha notificado la anulación de cinco eliminatorias previas matinales por falta de competidores. Se trata de las series de 110 metros vallas masculinas, un obstáculo menos para Moracho y Sala, y cuatro pruebas femeninas: la calificación de peso, pues sólo habrá 16 participantes y se hará final directa; las series de 3.000 metros, por lo que Mary Decker sólo correrá las semifinales y la final, para ganarla teóricamente; y los dos relevos, donde sólo se han inscrito 10 países en el corto de 4X100 (la prueba más raquítica tras las ausencias) y 11 en el largo, de 4x400.

La maratón femenina será la prueba más concurrida, con 50 participantes, seguida por los 100 metros, con 49 atletas, y el 200, con 46. La prueba de 400 metros tendrá sólo 34 participantes. En hombres, la maratón, igualmente, con 111 atletas, obtendrá el récord ante los 200, 400 y 100 metros, con 91, 89 y 88 inscritos. Seguirán los 800 y 1.500, con 71 y 69, respectivamente.

En la natación, aparte de la recuperación del intrépido bracista Lundquist, los norteamericanos protegidos por McDonald's tienen su superman de la recuperación en el mariposista Matt Gribble, que se ha curado en escaso tiempo de un desgarro muscular gravísimo sufrido en marzo. Perdió su récord mundial de 100 metros ante su compatriota de origen cubano Pablo Morales, pero consiguió la segunda plaza olímpica en las selecciones de Indianápolis. Su lesión le debía haber tenido inactivo 10 meses, pero se ha curado con un nuevo sistema llamado EGS (estimulador electrogalvanizador), basado en impulsos eléctricos y acción de calor y hielo.

Gribble es otra de las estrellas que Estados Unidos quiere lanzar al mundo por la televisión. En esos momentos casi nadie se acordará de los problemas y de las bajas, pero inevitablemente habrá que tener un recuerdo.

Ya están todos aquí

Los deportistas de los 141 países participantes están ya en las villas olímpicas, aunque a algunos del Tercer Mundo ha habido que adelantarles hasta los billetes de avión por parte del COI y su Solidaridad Olímpica. Guinea Ecuatorial está entre ellos y su espíritu olímpico, al menos de participar, está asegurado.

Todos, además, han podido comprobar las excelencias de la amabilidad californiana, exquisita para su costumbre y especial por tratarse de este momento. Aunque apenas pisan la calle por razones de seguridad, en algo se tienen que notar los anuncios en televisión invitando a la población a tener una sonrisa para los visitantes.

Dos lanzadores egipcios, por ejemplo, eran asediados ayer con curiosidad en Hollywood Boulevard, muy cerca del famoso Teatro Chino, donde las estrellas han inmortalizado sus huellas en el cemento. Su altura y corpulencia contrastaba con la endeblez de un pequeño grupo de muchachos, quizá más de uno de origen árabe. Los Ángeles es un mosaico de razas donde el olimpismo podría tener un ejemplo. Pero allá se andan los dos con problemas humanos y políticos.

Un buen número de voluntarios, mientras tanto, ayudan a la limpieza de las calles. John Carlos, uno de los atletas líderes del black power de México-68, también pide en televisión a los ciudadanos de Los Ángeles que cuiden en estos día olímpicos de no ensuciarla. Carlos, no obstante, integrado en la organización de los juegos, recientemente estuvo a punto de verse entre rejas al resistirse a la acción de un policía que le intentaba sancionar por una infracción de tráfico. Y esas cosas aquí, donde parece que uno siempre está en las afueras, no son para bromear. Bastante caótica es ya la circulacion como para que parezca la selva. Educación motorizada, al menos, incluso lentitud excesiva, sí hay.

En el centro de la ciudad, el downtown, la impresión que queda en el turista son los 30 policías montados a caballo que patrullan, como siempre, por sus calles.

Obsesionados por los ausentes

Todo está preparado, según la organización y el COI, salvo ligeros retoques. Los Juegos de Los Angeles están a punto de comenzar y la consigna es el olvido de los problemas hasta final de año. "Ya que estamos aquí, no vamos a agrandar la herida", decía ayer uno de los miembros suramericanos del COI. "Tengo la oportunidad de reconstruir el movimiento olímpico y no quiero precipitarme", opinaba Samaranch al término de la primera jornada de la 88ª sesión del COI, en la que, durante la mañana, no había prosperado su proyecto de instaurar sanciones a los países boicoteadores. Los Juegos se inauguran dentro de 24 horas, en la madrugada española del sábado al domingo, con un espectáculo a la norteamericana que no podrán ver en directo ni muchos entrenadores ni delegados porque se han vendido sus entradas.

Tras la tempestad, los juegos florales ya son una realidad olímpica. Prácticamente con los acordes de la orquesta y las danzas de los ballets de San Francisco, que pusieron la nota artística a la apertura de la 88ª sesión del COI, se apagaron definitivamente los últimos rescoldos de protesta previos a los Juegos de Los Ángeles. Una de las coreograrlas estaba dedicada a música de los Beatles, y otra, a Romeo y Julieta.

Yesterday (ayer) y Help (socorro) fueron dos títulos significativos, pero pocas horas después ninguno de los miembros del COI, salvo el soviético Smirnov, ponía objeciones a la organización. Quizá habían quedado impresionados por la última parte del espectáculo, Barras y estrellas, con el típico sabor americano que se avecina. Todos los problemas se aplazaron hasta diciembre, en Lausana. Ahora sólo queda levantar el telón.

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