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Elecciones en Israel

Un buen primer ministro para un país escandinavo

"Sería un buen primer ministro en un país escandinavo con problemas rutinarios, pero no en la hoguera de Oriente Próximo". Esta frase, pronunciada por un destacado miembro del Partido Laborista ilustra la imagen de hombre del aparato carente totalmente de carisma que Peres da de sí mismo no sólo a gran parte de la opinión pública israelí, sino incluso a los propios militantes de su formación socialdemócrata.A lo largo de la que será, sin duda, su última campaña electoral como cabeza de lista del laborismo si no consigue ahora formar Gobierno, Peres, de 62 años de edad, se ha esforzado en ganarse la simpatía popular adoptando actitudes menos rígidas, sonriendo con más naturalidad, bailando incluso una danza oriental con los cabecillas de la comunidad judía originaria del Kurdistán cuyos sufragios codiciaba y hasta enseñando en un espacio de propaganda televisiva a su único nieto.

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No se puede decir que la imagen dulcificada del jefe del laborismo haya cuajado ya entre los votantes israelíes, pero por lo menos ha forzado su respeto dando una impresión de seriedad, seguridad y constancia, cualidades que suplen parcialmente la falta de brillantez.

Sus discursos han sido más bien insípidos, incapaces de galvanizar a la muchedumbre, pero por lo menos ha encontrado respuestas adecuadas cuando jóvenes militantes derechistas le increpaban a gritos en los mítines por sus orígenes askenazíes (judíos procedentes del norte de Europa).

Uno de sus dos hijos, recordó el orador a sus excitados adversarios, "está casado con una adorable marroquí" (judía originaria de Marruecos) que dio a luz a "Nadav, mi encantador nieto". Cuando los alborotadores corearon después el nombre de Beguin, Peres contestó: "Dejadle tranquilo. Lo que hacéis le perjudica".

Pero en esta campaña, más que nunca, sus alocuciones se distinguieron por su ambigüedad y excesiva prudencia, que le condujeron a anunciar que, en caso de triunfo laborista, la retirada israelí de Líbano se produciría en "un plazo de tres a seis meses", después de haber sostenido poco antes que tendría lugar "en el curso de 100 días", aunque anteriormente prometió incluso que sería inmediata.

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Protegido de Ben Gurion

La carrera política de Peres fue tan meteórica en sus inicios que era difícil imaginar que durante siete años (1977-1984) iba a hacer antesala a las puertas del poder. Nacido en 1923 en el este d e Polonia, desembarcó con 11 años en la tierra prometida, donde, en 194-, se matriculó en la escuela agrícola de Ben Shemen, hasta que poco después fundó en Galilea el kilbutz (granja agrícola en régimen de autogestión) de Alumot, al tierripo que militaba en los movimientos juveniles socialistas-sionistas.

Su vida de agricultor-pionero cambió radicalmente cuando, a los 25 años, se le ocurrió hacer autoestop en una carretera de Galilea y fue, recogido por el automóvil de David Ben Gurion, futuro primer ministro y auténtico padre de Israel, que favorablemente impresionado por las cualidades del joven le convocó tres días más tarde en su despacho.

Faltaban entonces pocos meses para que estallase la primera de las cinco guerras árabo-israelíes y Peres fue ya encargado, por orden de Ben Gurion, de viajar por el mundo a la búsqueda de armas, primero para la Hagana (organización armada laborista Judia) y después de la fundación del Estado de Israel para su Ejército.

Terminado el conflicto, en el que no luchó fisícamente, lo que le ha sido veladamente reprochado en más de una ocasión por sus enemigos durante la campaña electoral, Peres fue enviado al frente de una delegación del Ministerio de Defensa israelí a Estados Unidos, donde permaneció cuatro años completando estudios en la universidad de Nueva York.

A su regreso al- país, la amistad de su protector le valdría ser nombrado en 1953, con tan sólo 29 años, director general del Ministerio de Defensa, desde donde impulsó la creación de la industria aeronáutica y electrónica israelí, y preparó también la desastrosa expedíción del canal de Suez en 1956.

Con 36 años volvió a ascender, ahora a viceministro de Defensa, al tiempo que fue elegido diputado de la Kneset (Parlamento) por la lista que encabezaba Ben Gurion, al que siguió fielmente en 1965, cuando abandonó el laborismo para fundar el partido RAFI.

La escisión duró sólo cuatro años y Peres se reintegró en 1969 en el partido-matriz para asumir las carteras de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, i ransportes y Comunicáciones, Información y, a partir de 1974, Defensa, ministerio al frente del cual le tocó dirigir la célebre operación de rescate de los rehenes de un avión secuestrado en el aeropuerto ugandés de Entebbe.

La dimisión en 1977 del entonces primer ministro laborista, Isaac Rabin, le permitió acceder a la dirección del laborismo y asumir el interinato de la jefatura del Gobierno hasta que Beguin le arrebató en los comicios el puesto tan codiciado.

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