La Comisión Europea retiene un informe favorable a las tesis españolas

Un informe de un grupo de expertos, elaborado por encargo de la Comisión Europea, recomienda que se acuerde un período de transición adecuado, se movilicen ayudas financieras comunitarias y se arbitren derogaciones temporales que permitan mantener parcialmente el sistema de ayudas a la exportación vigente en España, con objeto de que la industria española pueda integrarse en la CEE de modo gradual y sin experimentar un choque susceptible de tener graves consecuencias.El contenido esencial de este documento, que respalda tesis muy próximas a las que los negociadores españoles defienden en Bruselas, fue dado a conocer por la publicación especializada Telex Mediterranée, que se edita en la capital belga. Funcionarios españoles que preparan la negociación del próximo martes -en la que deberán discutirse el marco general de plazos y modalidades de transición de la economía española hacia Europa- han fracasado, sin embargo, en sus intentos de obtener este informe, que, afirman, ha sido embargado por la propia Comisión, con objeto de que su contenido, destinado al uso interno, no transcienda.

El informe de los expertos sostiene que la adopción del arancel exterior común de la CEE por parte de España implicará una reducción de 15 puntos en el grado de protección efectiva -del orden del 30%- de que actualmente goza la industria española, y esto, añade el informe, a condición de que Madrid encuentre un medio sustitutivo que permita mantener las ayudas reales a la exportación sin contravenir la reglas de la competencia comunitaria.

El informe constata que la economía española dispone de pocos recursos para afrontar los riesgos que implica el paso a ese sistema de mayor competitividad desde su situación actual de protección eficaz, basada en las características de un sistema fiscal que no incluye el impuesto sobre el valor añadido (IVA), en las ya citadas ayudas a la exportación y en el mantenimiento de unos aranceles elevados.

Los expertos de Bruselas constatan que todo el esfuerzo de restructuración realizado en España durante la década de los setenta estuvo concentrado en sectores de exportación, que han permitido mejorar la balanza comercial, pero que ahora ven su futuro amenazado por la crisis generalizada. Entre 1973 y 1983, la productividad global sólo ha aumentado un 2% en términos reales, mientras el índice de empleo ha caído a razón de un 1,7% anual y la inflación se ha disparado hasta este año, 1984, en que los esfuerzos estabilizadores del Gobierno permitirán a un 10%.

Los técnicos de la Comisión constatan, por otra parte, que los costes salariales y la situación de competitividad de la economía española son ya similares a los del conjunto de la industria comunitaria, sobre todo como consecuencia de la fuerte depreciación de la peseta, que se ha devaluado a razón de un 6% anual, como media, entre 1973 y 1983. En consecuencia, añade, España no dispone globalmente de márgenes de competitividad susceptibles de ser movilizados para compensar, siquiera parcialmente, la reducción del índice de protección de su industria.

Agrega que algunos sectores, como el del automóvil, podrán soportar aceptablemente las consecuencias de su integración en Europa, en tanto que otros, como la siderurgia, la construcción naval, ciertas industrias químicas, la del calzado y algunas variedades de papel cartón sufrirán graves perjuicios si no se arbitran las citadas medidas de compensación que favorezcan un incremento de la productividad y de las inversiones tras el ingreso en Europa.