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Relevo en la jefatura del Gobierno francés

Un burgués convertido al socialismo moderado

A punto de cumplir los 38 años de edad, Laurent Fabius se ha convertido en el primer ministro más joven de Europa, arrebatando ese galardón al presidente del Gobierno español, Felipe González. Es parisiense y tiene todos los títulos de los niños bien franceses. Además de ser un superdotado, Fabius pertenece a una familia de la gran burguesía, de la que Marcel Proust lo dijo todo para siempre. Ha realizado los siguientes estudios: Escuela Normal Superior, Ciencias Políticas, Letras Modernas y Escuela Nacional de Administración. Es diputado desde 1978, fue ministro del Presupuesto en el primer Gobierno de Pierre Mauroy y desde marzo del año pasado ha sido el titular de la cartera de Industria. Éste podría ser el primer esbozo, de la tarjeta de visita del primer ministro nombrado ayer por el presidente François Mitterrand para dirigir el Ejecutivo que se conocerá en los próximos días.

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El retrato de Fabius, el más joven primer ministro de las tres últimas Repúblicas francesas, aporta otros matices del personaje. A los 23 años ganaba concursos hípicos, perdía el sentido por los coches de carreras y seducía a las señoras por su dulce encanto de chico alto, bien vestido y con modales. Se dice que ahora impresiona porque aparenta todo lo contrario de lo que posiblemente es: cualquiera que le vea y que se deje impresionar con su refinamiento, con su estilo de chico a lo lord Byron, no podría imaginar al que hoy es padre y marido enternecedor.

Quienes le conocen saben que su dureza cuando desciende a la arena política puede conducirle hasta las fronteras de la crueldad.

Fabius adoptó una línea de gran dureza en el conflicto de la empresa Creusot Loire, la mayor compañia siderúrgica privada francesa, que -recientemente presentó suspensión de pagos y cuya dirección exigía del Gobierno múltiples ayudas del Gobierno para salir a flote.

Entró por sorpresa en el PS

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En 1974, tras la derrota de Mitterrand en las presidenciales que le enfrentaron a Giscard, en contra de todo lo que podía pensarse, Fabius ingresó en el Partido Socialista; se internó incluso en esa especie de Compañía de Jesús que forman los íntimos, los colaboradores y los consejeros de Mitterrand. Por eso, desde el primer día, Fabius, el pragmático y refinado, fue el hombre que le pasó todas las chuletas económicas a Mitterrand y el que se la jugó a tumba abierta contra todos los que, como Michael Rocard, atentaban contra el que entonces era primer secretario de los socialistas.Las gentes, por su rigor económico, por su formación, por su origen burgués -liberal, vieron en Fabius una estrella del giscardismo, pero él se alistó al mitterrandismo, y su vida no ha dejado de ser una línea recta ascendente, al igual que la del presidente Mitterrand cuando, en septiembre de 1965, se presentó contra De Gaulle a las elecciones eligiendo a la izquierda como trampolín.

Fabius, hoy, en este preciso momento del septenio de Mitterrand, es un horrible nuevo, moderno, libre de cualquier pasado equívoco, no emparentado con el mundo delos políticos clásicos de la derecha o de la izquierda. En cada momento de su efímera y fecunda carrera ha sabido dar los virajes oportunos, como si se tratara de matices intrascendentes. A la retórica del socialismo ortodoxo, encarnado por Mauroy, le sucede el hombre pragmático que, según su primera declaración como jefe del Gobierno, pretende realizar dos tareas fundamentales: "Modernizar y unir al país": es decir, sacarlo definitivamente del lirismo de la ideología de otros tiempos.

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