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Entrevista:Jerzy Urban | Portavoz del Gobierno polaco

"Los errores cometidos en los años setenta dieron vida a Solidaridad"

Jerzy Urban, secretario de Estado y portavoz del Gobierno que preside el general Wojciech Jaruzelski en Polonia, ha pasado fugazmente por Madrid. Volvía de Cuba, donde ha permanecido dos semanas en visita oficial, y desde ayer se encuentra de nuevo en su país para hacer frente a los periodistas que asistan a la conmemoración, el próximo día 22, del 40º aniversario de la fundación de la República Popular de Polonia.Pregunta. Como decimos en España, usted fue cocinero antes que fraile, es decir, ejerció el periodismo antes de transformarse en portavoz del Gobierno. ¿Qué ventajas le ha reportado esta circunstancia?

Respuesta. La verdad es que ese dicho no tiene mucho sentido en Polonia. En mi país los cocineros no tienen nada que ver con el lujo y con la lujuria. Pero, hablando ya en serio, es cierto que el haber ejercido el periodismo anteriormente me ha ayudado mucho. El periodismo facilita una buena orientación en varios campos al mismo tiempo, por lo que permite eliminar lo superfluo y concentrarse en lo esencial.

P. ¿Y el hecho de que usted no pertenezca al partido comunista (POUP) también es una ventaja?

R. Como periodista, evidentemente, pues la pertenencia a un partido impone automáticamente la obligación de someterse a su disciplina.

P. ¿Y como portavoz?

R. Es irrelevante, ya que como portavoz expreso la posición del Gobierno y no la mía personal.

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P. Sus conferencias de prensa con los corresponsales extranjeros eseán convirtiéndose en verdaderos best sellers, ya que se publican en la Prensa local y se reparten a las embajadas. ¿Existen resistencias internas para que así sea?

R. No me consta que así, sea, aunque ts posible que ustedes tengan mejores referencias.

P. ¿Hasta qué punto sus encuentros semanales con la Prensa están creando escuela en los países del mundo socialista?

R. Hay que tener en cuenta que en la mayoría de esas naciones no existen portavoces del Gobierno. Esa función la desempeñan los funcionarios que están encargados de realizar una labor propagandística del Gobierno. La solución polaca despierta efectivamente mucho interés, pero se debe a una situación específica de Polonia y obedece a ciertas tradiciones. Por ello no creo que me esté convirtiendo en un maestro de portavoces gubernamentales.

P. ¿Cuán fácil le es obtener información de los demás ministros y autorización para facilitarla a la Prensa extranjera?

R. Todos los funcionarios del Gobierno están absolutamente obligados a facilitarme toda la información que recabe de ellos. No obstante, consulto con todos y respeto sus opiniones.

P. ¿Cuáles son las principales discrepancias?

R. Generalmente rondan la cuestión de si presentar ya o aún no un asunto.

P. ¿En qué país de Europa occidental cree que se informa mejor de Polonia?

R. Parte de la Prensa austríaca y española, así como un pequeño sector de la Prensa de la República Federal de Alemania. También en Grecia.

P. Hasta no hace mucho usted firmaba con su nombre en la revista Tu i Teraz (Aquí y Ahora). Ahora lo hace con el seudónimo de Jan Rem. ¿Por qué?

R. Este cambio se produjo como consecuencia de varias ínterpelaciones parlamentarias. Las protestas se centraron en la opinión que me merecía un santo católico. Y ello dio pie a una discusión más general sobre si era conveniente que el portavoz del Gobierno firmara con su nombre lo que pensaba en privado. Yo contesté con un artículo en el que analízaba un problema aún más general: el derecho de los miembros del Gobierno a expresar sus propias posturas personales, pues creo que este es un factor muy importante para que haya democracia.

P. ¿Cuáles son las relaciones Iglesia-Gobierno en Polonia?

R. Son relaciones muy complejas, puesto que hay varias plataformas de cooperacion que unen los dos organismos. En las cuestiones fundamentales, como la existencia del Estado, de la nación, el bienestar, la paz mundial..., es decir, en los problemas comunes para la Iglesia y el Gobierno, la colaboración es total y perfecta. Esto es lo que llamamos la razón polaca de Estado.

P. Pasando al polémico tema del sindicato independiente Solidaridad, ¿hasta qué punto su surgimiento pudo provocar una grave crisis en el mundo socialista?

R. No creo que hubiera podido afectar al resto de la comunidad socialista, pero sí desencadenó una crisis en Polonia. Al fomentar los problemas económicos que existían ya antes de que se crease Solidaridad, su política de huelgas y aumento de salarios estaba encaminada a provocar acontecimientos dramáticos. Las huelgas se propagaron con mucha efectividad, pues había un rasgo que las diferenciaba de las del resto del mundo: la vigilancia que desempeñaba Solidaridad para que los huelguistas, con o sin razón, recibiesen el salario, completo. Cualquier capitalista rleconocería que eran exigencias de imposible cumplimiento. La producción cayó bruscamente, al tiempo que los sueldos se elevaban drásticamente.

P. ¿Está queriendo decir que había objetivos extrasindicales en la acción de Solidaridad?

R. Al apoyar ese tipo de política no podían tener otro objetivo que provocar una situación dramútica. Un ejemplo de esta postura se remonta al otoño de 1981, cuando Jaruzelski propuso a la Dieta un decreto que suspendía durante tres meses el derecho de huelga, a fin de levantar en parte la economía del país. Entonces, Solidaridad amenazó con organizar el 16 de diciembre una huelga general y grandes manifestaciones callejeras, lo que llevó a la necesidad de adoptar medidas más drásticas.

P. ¿Qué condiciones dieron pie al nacimiento de Solidaridad?

R. Ante todo los graves errores cometidos durante los años setenta, tanto en lo referente a la política económica como a la social. Y sobre todo el modelo, de los sindicatos, que no convenían a la clase obrera, pues no respondían a sus necesidades; asimismo los defectos políticos a la hora de ejercer el poder, la falta de democracia dentro del partido. A ello también se añadía una cierta decepción de la clase trabajadora ante el fracaso de los proyectos modernizadores.

P. ¿A qué se debía ese fracaso?

R. A una falta de habilidad a la hora de adaptar las nuevas tecnologías extranjeras importadas.

P. ¿Hasta qué punto el partido ha hecho autocrítica? .

R. Hubo una tensísima reunión en 1981, en la que abundaron los análisis sobre las crisis por las que ha atravesado Polonia y se propusieron fórmulas para corregir los errores del pasado. Se puede decir que se empezó una renovación, se produjeron importantes cambios en el partido y en el Gobierno.

P. Con vistas a la conmemoración del 40º aniversario de la fundación de la República Popular de Polonia ¿va a haber una amnistía?

R. Ignoro si habrá amnistía; al menos hasta ahora, los órganos que constitucionalmente han de decretarla no han elaborado ningún plan al respecto.

P. ¿Puede, entonces, negar que vaya a decretarse?

R. No, no lo puedo negar, sólo puedo decir que lo ignoro.

P. ¿Cuántos presos políticos hay en las cárceles polacas?

R. En estos momentos hay 61 personas condenadas por delitos de tipo político y en torno a 600 detenidas.

P. ¿De qué se acusa a los miembros del Comité de Autodefensa Social (KOR) cuyo juicio comenzó el viernes?

R. De emprender acciones encaminadas a derrocar por la fuerza el régimen polaco y dedebilitar el poder defensivo de Polonia mediante la abolición de la alianza con la Unión Soviética.

P. ¿Y cómo, si esos supuestos delitos fueron cometidos con anterioridad a la declaración del estado de guerra, no fueron detenidos antes de diciembre de 1981?

R. La investigación sobre sus actividades se había iniciado mucho antes. Posteriormente se conocieron hechos de más trascendencia que condujeron a su detención.

P. ¿Se puede llamar golpe militar a lo ocurrido en diciembre de 1981?

R. No, no se puede hablar de golpe militar, pues eso significaría que el primer ministro y secretario general del partido habría organizado un golpe contra sí mismo. Los militares no se hicieron con ninguna de las competencias de las autoridades civiles, simplemente les prestaron cierta protección a las instituciones.

P. ¿Hubo peligro de intervención por parte de las fuerzas del Pacto de Varsovia?

R. Esas especulaciones no tenían sentido, pero lo que sí hubo fue una amenaza de guerra civil, que podía haber tenido consecuencias muy graves desde el punto de vista internacional.

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