Estiarte, el líder de los desheredados
En la Federación Española de Natación saben que este equipo está dolido, herido, por el trato recibido. Mientras se contrata a un técnico extranjero por varios millones, mientras los nadadores gozan de becas en Estados Unidos e, incluso, se crean escuelas de natación en varios pun tos de España, el equipo esppñol de waterpolo, que sí tiene posibilidad de conquistar medalla en Los Angeles, es tratado con la mayor desconsideración del mundo, obligado, a tres semanas de los JJ OO, a mendigar una piscina para entrenarse. La selección se entrenó ayer en la piscina de saltos de la Picornell, en Barcelona, mientras decenas de bañistas de todas las edades se paseaban a su alrededor, cayéndose más de uno a la pileta donde Lolo Ibern estaba dirigiendo a sus jugadores. Incluso se han visto obligados a entrenarse en tres calles de la San Jorge, mientras las otras cuatro eran empleadas para otros menesteres. Robert, del Montjuïc y uno de los mejores jugadores españoles, no puede entrenarse con la asiduidad de sus compañeros, porque trabaja. Nadie le ha echado una mano. Luego, cuando ganen medalla, les darán palmadas en la espalda.
Manuel Estiarte es la estrella de la selección de waterpolo. El líder, el jefe. Los hay de mayor tamaño, de más corpulencia, pero son los que preparan los goles para él. "Para mí, no. Para el equipo", matiza en cuanto puede. "Mira, cuando uno se mete en el waterpolo sabe que no va a ganar ni fama ni dinero. Se mete por que le gusta, por ilusión, para hacer amigos, para vivir alegrías y tristezas con una nueva familia. Después, cuando todo ha ido bien, cuando te proclamas máximo goleador de un torneo o te conceden el premio de mejor jugador, entonces piensas en tus compañeros y también, por que no decirlo, en que ese es tu premio personal". Sólo tiene un fin: el equipo.Estiarte se irá, casi con toda seguridad, a Italia poco después de terminar los JJ OO. Pero antes de irse quiere lograr algo grande. Por ejemplo, una medalla en Los Ángeles. "Es una pena, pero llevamos cuatro años entre la elite mundial. Antes del cuarto puesto en Moscú-80, íbamos bien, pero no nos codeábamos con los mejores. Fuimos terceros en el Europeo-83, campeones de Europa y del mundo júniors. Los mejores técnicos del mundo dicen que practicamos el waterpolo más bonito, intuitivo y moderno del mundo. Siempre están diciendo que dentro de dos años no habrá quien nos gane". Pero, dentro de dos años, tal vez no haya selección. "Del equipo de Moscú, sólo quedamos cuatro", se lamenta Estiarte. Resulta que la selección ideal de waterpolo roza los 26 / 28 años. España se ha estado codeando con los mejores con un equipo cuyo promedio de edad es de 22 años. Pero no les dejan llegar a los 26 / 28, "porque la gente debe abandonar el deporte por los estudios, por que se casa y se ve en la necesidad de ganar dinero, y, sin ayuda, es imposible seguir entrenándote cinco horas diarias".
"Somos Irregulares"
Manuel Estiarte espera que esto cambie algún día. "Tal vez si ganamos medalla en Los Ángeles y con seguimos otra en el Mundial-86 de España, nos hagan caso. Pero, bue no, lo importante ahora es seguir trabajando con ilusión, porque tenemos aspiraciones, porque Lolo ha conseguido una gran familia que es capaz de la mayor conquista, la mayor". Estiarte considera que "el juego español es muy irregular".
Y lo explica: "Nosotros no medimos dos metros como soviéticos o yugoslavos. Ellos lo basan todo en la fuerza y en que están programados. Son máquinas. Nosotros tenemos que enfrentarnos a ellos esgrimiendo nuestra mejor arma: la improvisación, la intuición, la habilidad. En definitiva, por decirle de alguna manera, tenemos que ser más chulos que ellos. Y por ello somos irregulares, porque muchas veces dependemos de nuestra inspiración y no la posees siempre".
Cuando le pides, que explique cómo celebra sus goles, dice: "Suelo marcar 4 o 5 goles por partido, pero depende del partido. Cuando no tiene trascendencia, entonces no les das demasiada importancia. Pero cuando nos enfrentamos a una potencia, después de cadatanto nos juntamos todos en el agua, es un abrazo curioso, pero es un abrazo. Y si el gol es en el último minuto y ante los soviéticos, bueno, entonces, te quitas hasta el bañador". Hace 15 minutos que Manuel Estiarte ha terminado el entrenamiento. Lleva toda la camiseta mojada y zapatillas de deporte. Debe volver a la residencia Blume, donde están concentrados, pero antes anuncia un deseo: "Esperemos que dejen madurar a esta selección. Es extraordinaria".
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