El Ejercito libanes garantiza la reunificacion de los sectores cristiano y musubnán de Beirut
A las seis de la mañana, el chirrido de los neumáticos de los jeeps y de las cadenas de los carros de combate del Ejército regular libanés en movimiento anunciaron el inicio de la reunificación y pacificación de Beirut, aprobada la semana pasada por el Gobierno de unión nacional libanés, cuyas discrepancias Internas fueron acalladas por las presiones de Siria. A lo largo de toda la mañana las lentas caravanas de vehículos militares con 9.000 soldados a bordo fueron desplegándose a ambos lados de la línea de demarcación, que separa los sectores cristiano y musulmán, y en torno a los centros neurálgicos donde los milicianos de las diversas facciones les cedían, a veces a regañadientes, sus posiciones.
Presentada por la Prensa de Damasco como una jomada histórica y saludada por los mismos diarios libaneses, tanto cristianos como musulmanes, con grandes titulares sobre la esperanza que renace o la restauración de la ley en el gran Beirut, los ciudadanos de a pie reservaron a las fuerzas armadas una acogida escéptica y a veces hasta temerosa.No hubo, como cuando el Ejército sustituyó en septiembre de 1982 al ocupante israelí, ni vítores ni granos de arroz para dar la bienvenida en el oeste de la ciudad a la Sexta Brigada, casi exclusivamente musulmana, y la misma recepción indiferente fue díspensada por la población cristiana del Este a dos brigadas, la quinta y la tercera, predominantemente de su misma confesión.
Cristianos, drusos y chiitas
Las tres principales- milicias -cristiana,drusa y chiitá-, que en los tres. últimos días retiraron su armarnento pesado -de la ciudad para instalarlo en la cercana sierra o en garajes de los suburbios, habían dado órdenes estrictas a sus partidarios para que no obstaculizasen la pacífica conquista de la capital por "un ejército que protegerá ahora a los ciudadanos en vez de oprimirlos", según afirmó el responsable musulmán Akef Haidar.
Hoy, en una segunda etapa de la normalización, la tropa deberá abrir los principales cruces entre el Beirut oriental cristiano y el occidental musulmán, mientras los representantes de las facciones rivales se reúnen para discutir un intercambio de rehenes. El puerto y el aeropuerto serán, en principio, reabiertos mañana, al cumplirse cinco meses desde su cierre, cuando las milicias musulmanas arrebataron al Ejército el control de la mayor parte de la capital, donde se quedaron los reclutas musulmanes.
La reanudación de los enlaces marítimos y aéreos con el extranjero supondrá, sin duda, un respiro para la economía libanesa,
La desconfianza entre libaneses de diferentes confesiones sigue siendo tán profunda que un servicio de helicópteros militares tendrá que transportar directamente hasta el aeropuerto, situado en zona musulmana, a todos los cristianos que no se atrevan a pasar los controles de la Sexta Brigada para llegar a la terminal donde se embarcarán.
El carácter mayoritariamente confesional de las tres brigadas que se desplegaron ayer hace temer que, en caso de crisis, sus jefes ejecuten con prioridad las órdenes de los dirigentes de su comunidad antes que las emanadas del comandante en jefe del Ejército, general Mich Aoun, que el martes advirtió a sus subordinados sobre los riesgos de cualquier dualidad en su obediencia. La reunificación del Ejército escindido durante los combates de febrero es, hasta ahora,más bien formal, como lo es también la retirada de las armas pesadas de las milicias, que pueden seguir bombardeando el sector enemigo de la ciudad desde las cercanas montañasl
Cuando una paz precaria, auspiciada por Siria, se restablece en Beirut, la hoguera se reactiva en otro lugar de Líbano, concretamente en Trípoli, donde en los enfrentamientos armados de las últimas 24 horas entre integristas islámicos del jeque Chaaban, ex aliado de Yasir Arafat, y milicianos alauitas prosirios han muerto 11 personas.
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