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Fase final de la Eurocopa de fútbol

Un danés ayuda a triunfar

Policías, drogueros y agentes de seguros, repartidos por todo el mundo se reúnen hoy para jugar contra España

En los 15 minutos del recreo no te podías andar con chiquitas. De algunos se conocía la cara, pero del resto había que acudir a normas etimológicas. Hasta el más corto sabía que los cromos de los futbolistas yugoslavos acababan en ic y los futbolistas daneses en sen. Así todo iba más rápido y se podía empezar el trueque, casi siempre en desventaja; por un buen español te daban un montón de sen.

Ya estamos en otros tiempos. Un buen día apareció saltando entre los alemanes un hombre pequeñito, Alan Simonsen, rubio, con ojos azules y corazón de niño. Luego aprendimos que todos eran así. Venía de Dinamarca, y con los años, sus 59 kilos y 165 centímetros llegó a convertirse en el mejor futbolista de Europa. Pasó por Alemania Occidental, por España y por Inglaterra; volvió a su país con tres idiomas más, un montón de buenos recuerdos y la intención de jugar donde nació, en Vejle.

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Esta sencilla historia se ha repetido de forma calcada con cada uno de los exiliados de la selección de Dinamarca. Todos son rubios, de ojos azules, simpáticos, serenos y delgados; todos, menos un par de ellos, decididos a conocer Europa, aprender alguna de sus lenguas y volver a su país de origen. En el camino dejaron los malos ratos sin haber levantado nunca la voz. Es verdad que esta raza de futbolistas pálidos no crean problemas por donde pasan. Han demostrado que la vida es así de simple en Dinamarca: la portería la guarda el policía Kvist, el marcador es el impresor Lerby, el perfecto centrocampista es el empleado de seguros Bertelsen; el hombre del banquillo, naturalmente, tenía que ser Kjaer, el carpintero.

El portero Kvist es el único aficionado del equipo titular. Es el policía de su pueblo, Copenhague, de donde nunca ha salido; tampoco ha cambiado de club. Es un hombre de ideas fijas, como se ve. Hace unos meses se empeñó en estar en la Eurocopa, pese a jugar en Segunda División, y lo ha conseguido a los 34 años. Ole Kjaer también lo tiene claro. Es el portero suplente, y por muchos años. Sólo le interesa jugar donde aprendió a hacerlo, el Esbjerg. Cuando no lo hace se dedica a su profesión, la carpintería, y a la venta de artículos deportivos en Lanzarote.

El capitán de estos chicos tiene 34 años y está en la selección desde hace 14. Es Morten Olsen, uno de los mejores líbero de Europa. Ha recorrido el continente. Del Vontingborg de su país se fue al Círculo de Brujas; tras cuatro años pasó al Racing White de Bruselas, donde estuvo otros cuatro. De esos ocho años sólo dejó de jugar un partido de liga. En 1980 fichó por el Anderlecht, con quien ganó la Copa de la UEFA en 1983. Este líbero sobrio y eficaz tiene una gran perspectiva de juego y de futuro. Ha decidido dejar el Anderlecht en 1985 y volver al club de su niñez, el Vontingborg, de la Cuarta División, para matar el rato, y para seguir viviendo se hará cargo de la droguería de su padre.

El delantero Elkjaer Larsen es un loco de la estadística. Lo primero que hace en París cada día es mirar la puntuación que le da el diario L'Equipe. Siempre se queja de que le han robado un par de centésimas.Y es el único danés capaz de indignarse.

A los 18 años firmó por el Colonia alemán occidental, pero se peleó con su técnico Weisweiler. Le traspasaron al Loceren belga, donde debutó con tres goles. Con este club ha marcado 100 goles en 200 partidos, y con la selección, 24 en 41. Su contrato acababa en 1985, pero ya se aburre en Bélgica y se va. Su máxima ilusión era jugar en el París Saint Germain. Pero se tendrá que contentar con jugar en el Verona italiano.

Pese al paquete de cigarrillos que se fuma diariamente, Larsen debuta en la selección a los 19 años. Es un hombre temperamental, algo raro en Dinamarca, peleón, rápido con el balón en los pies y a veces excesivamente individualista.

Al centrocampista Bertlesen, un buen día le dio por dejar su empleo de agente de seguros y dedicarse al fútbol. Tenía 30 años. Hoy tiene dos más y es el hombre básico en el esquema. El hombre seguro, la eficiencia sacrificada y oscura.

En dos años, Berggreen habla italiano correctamente. Desde 1982 está en el Pisa; en ese año decidió dejar su empleo de agente de comercio. El Zaragoza lo quiere, el Pisa también; pero él ya decidió volver a casa y en un año asegurarse el futuro en su país al margen del fútbol. En 1986 volverá a jugar fuera de Dinamarca. Es delantero centro, pero Piontek le utiliza de marcador en el centro. Anuló a Platini, pero dice "que espera que sea la primera y la última vez que el entrenador me encarga una misión de este tipo".

Laudruhp fue proclamado a los 18 años el mejor futbolista de Dinamarca. Desde el viernes pasado tiene 20 años, juega en el Lazio y para Piontek será mejor que Beckenbauer. Sustituirá a Boniek en el Juventus.

Arnesen ha estado en el Ajax holandés, en el Valencia y en el Anderlecht belga. Ha resucitado en la Eurocopa tras año y medio con graves lesiones en una rodilla. Como él se encarga de recordar, .el doctor Vilarrubias le hizo un buen trabajo". Campeón de Liga con el Ajax, Cruiff le describió "como una de las pocas personalidades del fútbol internacional". Arnesen es un centrocampista ofensivo, técnico y goleador, pero de constante actividad. Pese a su aparente debilidad física, es un hombre luchador y que busca el pressing con el defensa.

Busk también ha jugado en cuatro países: Westfalia (RFA), Maastricht (Holanda) y Gantes (Bélgica). A sus 31 años, este duro defensa es designado el mejor jugador de este club. El lateral Ole Rasmussen, después de jugar en el Hertha de Berlín, volverá a jugar en el equipo de su pueblo, el Naestbed, y llevará la granja de su padre.

El más constante y regular de todos es el defensa Nielsen. Llega cinco años en el Feyenoord y este año se proclamó campeón de Liga y de Copa en compañía de Cruiff. El centrocampista Lerby se fue al Ajax a los 17 años. Con este club se proclamó campeón de Liga en 1979, 1980, 1982 y 1983, y de Copa en 1979 y 1983. Ha jugado 270 partidos y fue el capitán. Desde 1983 juega en el Bayern.

A sus 23 años, al joven Jesper Olsen le llaman el sucesor de Simonsen. Es el extremo del Ajax, además de empleado de banca. Con sus regates y cambios de velocidad levanta al público de los asientos.

Una educada afición

Los 20 futbolistas daneses meten tan poco ruido como sus 20.000 compatriotas que estos días viajan por Francia. Nunca tantos hinchas crearon tan pocos problemas. Cuando se emborrachan se ponen unos ojos risueños, un casco de vikingo y se sientan en la acera. Alguno, dicen, hasta pone un papel en la piedra para no mancharse el pantalón. Quizá no sea del todo exacto. Forma parte de la leyenda, como que su técnico Piontek hace de azafata en los vuelos y explica en un montón de idiomas las normas de seguridad del avión. Sí está comprobadísimo, en cambio, que estos 20 daneses han puesto en pie a toda Escandinavia, que a la cervecería Calsberg el dinero empleado en el fútbol le está suponiendo más fama y ventas que su ayuda a la investigación del cáncer o a la creación de museos.

También es cierto que estos chicos de la Calsberg durante el encuentro Bélgica-Yugoslavia se tomaron 85 coca-colas. Escribiendo desde la civilización del fútbol-dinero o fútbol-resultado, la vida desdramatizada de los daneses no puede por menos que sorprender. Son un constante desafío a las buenas costumbres. Tras la goleada a Yugoslavia cerraron las puertas del bar de su hotel a las 2.30 horas de la madrugada; cuando ganaron a Bélgica, el severo Piontek advirtió a sus futbolistas que todos, a lo más tardar, a las cinco en la cama. Llegaron a las seis de la madrugada con un montón de hinchas que fueron recogiendo por el camino. Ese partido fue contemplado por 3,5 millones de personas de los cinco millones que tiene Dinamarca. Los suecos también se movilizaron para pedir a su televisión que programara el decisivo Bélgica-Dinamarca.

Para guiar a 20 deportistas tan singulares sólo se podía elegir a uno de les superara, Sepp Piontek, que dice cosas como ésta: "Es hora de devolver el fútbol a los futbolistas y a los espectadores. El fútbol se ha vuelto tan técnico que habría que distribuir entre el público un diccionario de términos para que comprendiera lo que está pasando en el césped". Para estos silenciosos futbolistas daneses, la vida es así de sencilla.

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