_
_
_
_

Reanudados los servicios religiosos en el Templo Dorado de Amritsar

Ocho días después del asalto militar al Templo Dorado de Amritsar el santuario sij volvió ayer a abrir sus puertas. Los sacerdotes leían el libro sagrado al tiempo que, a sus pies, una docena de soldados sijs seguían la ceremonia.

El Templo Dorado resultó milagrosamente indemne durante el violento y sangriento asalto del Ejército contra las posiciones que en él mantenían los radicales sijs. Desde el edificio son perceptibles los millares de impactos de proyectiles de todo calibre en los inmuebles que rodean al templo El Akal Thatk, sede de los digna tarios sijs, situado frente al Templo Dorado, está casi derruido."Los terroristas habían establecido en el Akal Thatk su cuartel general, protegido por 30 ametralladoras", explica el general K. Sundarji, comandante en jefe de las tropas en Punjab, Estado del noroeste de la India, a un pequeño grupo de enviados especiales. "Aquí es donde murió con las armas en la mano el jefe religioso fundamentalista Jarnail Singh Bhindranwale, alcanzado por una bala en plena cara la noche del 6 al 7 de junio".

El olor a cadáver -fuentes policiales declaran que en la toma del Templo Dorado murieron 937 sijs- llena algunos edificios, en cuyo interior se registran temperaturas de 40 grados. "Mis muchachos lo limpian con chorros de agua, pero el olor continúa", dice el general, quien declara que los minaretes que dominan la explanada, sobre los que se habían instalado ametralladoras, fueron desmochados a cañonazos.

La agencia de noticias india PTI informa que, además de oro, gemas y más de 300.000 dólares en efectivo encontrados en pozos y otros escondites en los subterráneos del templo, los soldados hallaron grandes cantidades de hachís y heroína. Fuentes de los servicios secretos militares dicen que tales drogas, procedentes de Pakistán, iban a ser vendídas para comprar armas.

En Amritsar la vida recobra lentamente su pulso habitual.

Los comercios vuelven a abrir y a la puertas de sus tiendas, sijs e hindúes miran a los transeúntes como si nada hubiera pasado, después de que los enfrentamientos registrados entre ambos grupos en los dos últimos años hubieran costado 700 vidas antes de la ocupación militar del Templo Dorado.

"Los sijs nos hemos quedado huérfanos y hemos sido dispersados, pero cada sij será otro Bhindranwale. Nos levantaremos para una gran victoria", decía un militante si en un pueblo no lejano de Amritsar ante una audiencia de 600 personas que acogía con gritos las palabras del orador.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_