"Todos estamos de acuerdo en Estados Unidos en la necesidad de reducir el déficit"
Hace 15 años que el profesor había pasado por nuestro país, un tiempo que ha reavivado su nostalgia por Granada y Sevilla, "donde voy a volver ahora". Acompañado de su mujer y sus dos hijas, Martin Feldstein empleó el miércoles en visitar Ávila y Segovia, ciudad de la que volvió "especialmente impresionado".Feldstein, 44 años muy castigados "por el peso del déficit", es uno de los más eminentes economistas norteamericanos de la actualidad, y su dimisión como jefe de los asesores económicos de del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, que él insiste en presentar como el hecho más natural del mundo, vino a poner en evidencia las serias disensiones existentes en el equipo de asesores presidenciales a propósito de la magnitud del déficit público norteamericano y las medidas monetaristas de la Reserva Federal, que, en opinión de los fieles de Reagan, provocaron la subida de los tipos de interés. "Como usted sabe, soy profesor en excedencia de la Universidad de Harvard, universidad que tiene un código muy estricto. Un profesor sólo puede estar fuera dos años, después de los cuales debe regresar a la docencia o perder la cátedra. Esta regla se la expliqué a Reagan cuando me pidió que fuera su consejero, de forma que ya le anuncié que tendría que dejarlo este verano. Él aceptó esas condiciones. Realmente, en América no ha sorprendido mi salida.
Pregunta. Pues en Europa sí ha sorprendido, y mucho, su despedida, porque no negará la existencia de enormes diferencias en el seno del equipo de asesores del presidente...
Respuesta. Creo que debe usted separar dos cosas: por un lado, el modo en que funciona la economía, y las diferencias acerca de las políticas económicas que nos gustaría ver aplicadas. El secretario del Tesoro, Donald Regan, y yo hemos estado en desacuerdo en disputas como, por ejemplo, si los grandes déficit gubernamentales hacen subir los tipos de interés. Yo digo que sí, y él dice que no lo ve tan claro. Lo mismo ocurre con la fortaleza del dólar. Había puntos de vista de los dos que son compartidos por Paul Volcker, presidente de la Reserva Federal. Pero en cúanto a lo que está sucediendo ahora, todos estamos de acuerdo en la tremenda importancia de tratar de reducir estos déficit. Hace seis meses, gente diferente decía cosas distintas; ahora, cuando el presidente ha anunciado su intencion de frenar el déficit este mismo, año mediante la oportuna legislación, todos los enfrentamientos se han apagado.
Espero que este mismo mes el Congreso aprobará medidas que empezarán a reducir los déficit presupuestarios; estas medidas forman parte de un plan legíslativo a largo plazo, a desarrollar después de las elecciones, que el presidente ha llamado un down payment plan. ¿Sabe lo que quiero decir?
P. No.
R. Bueno, mire, he visto hoy en unos grandes almacenes madrileños un anuncio que decía que el cliente tenía 30 meses para pagar sin entrada. Me parece que entrada es lo que nosostros llamados down payment: las medidas a introducir ahora son la entrada, tras la que uno se compromete a pagar una serie de veces más. Me parece que todos estamos ahora de acuerdo en la necesidad de esa legislación antidéficit, y con ello se han acabado las discusiones.
P. ¿Ha existido en la disputa un fuerte componente político, derivado de la inminencia de las elecciones presidenciales y la necesidad de Reagan de mantener vivo el ritmo de crecimiento de la economía?
R. Yo no diría que ha habido enfrentamiento entre el presidente y Paul Volcker. Hace un mes hubo una declaración de Larry Speakes, portavoz presidencial, señalando que pensaba que la política de la Reserva Federal era demasiado dura. La Prensa lo acogió como una fuerte crítica al FED, aunque creo que se exageró la nota. Al mismo tiempo, el secretario del Tesoro efectuó algunas manifestaciones críticas, y ello produjo una semana de confusión. Finalmente, el presidente dio una conferencia de prensa en la que vino a decir que el FED estaba haciendo "lo que debía hacer". El presidente nunca ha criticado al FED, aunque, francamente, hay que decir que a algunos de sus asesores económicos en la Casa Blanca les gustaría una mayor liquidez en el sistema.
P. ¿A quiénes, por ejemplo?
R. No diré ningún nombre. Pero a esa gente preocupada por las elecciones y los temas políticos, que no entiende nada de los temas económicos, le gustaría vivir con un much easier money.
Pero el presidente ha comprendido que sin la política restrictiva del FED las consecuencias al poco tiempo sólo pueden ser una reactivación de la inflación.
P. ¿Qué van a hacer los principales indicadores económicos norteamericanos a finales del año en curso?
R. Creo que el ritmo de crecimiento de la economía va a sufrir una desaceleración, aunque a final de año puede estar en una cifra bastante buena, en torno al 4% de crecimiento real, y que para todo el año ese crecimiento se puede situar en el 5%. La tasa de inflación, que durante el primer trimestre se ha mantenido por debajo del 4%, subirá un poco, aunque para el conjunto del año se mantendrá en torno al 5%. En cuanto al déficit, para el año fiscal que termina el 1 de octubre, estará situado en los 170.000 millones de dólares, lo que supone cerca del 4,5% del PNB. Por lo que respecta a los tipos de interés, si esas medidas correctoras del déficit se llevan a cabo, como parece una realidad, es de esperar que tiendan a bajar a medio y largo plazo, aunque no será un descenso espectacular y, desde luego, nunca inmediato.
P. En Europa se piensa que el déficit de EE UU supone una situación de cierta deslealtad para el resto de las economías desarrolladas, puesto que los altos tipos de interés atraen el dinero europeo. En suma, que europeos, árabes y algunos más financian el déficit presupuestario norteamericano.
R. Creo que vale la pena distinguir dos cosas: Cómo está afectando la situación norteamericana a las economías europeas y si Europa está pagando por ello. Creo que el déficit de EE UU tiene dos efectos sobre las economías europeas. El dólar fuerte está ayudando claramente a la balanza comercial de muchos países europeos. El déficit comercial hispano-norteamericano es ahora, por ejemplo, mucho menor de lo que ha venido sierido históricamente y, de hecho, algunos países europeos están registrando ahora superávit comerciales sustanciales con EE UU, y eso está ayudando a su recuperación económica. Los altos tipos de interés, por el contrario, están claramente dañando a Europa. ¿Hacia dónde se inclina la balanza? Ciertamente, no lo sé.
Alguna gente en EE UU dirá seguramente que, puesto que los americanos llevan invirtiendo en el exterior desde la segunda guerra mundial, esto no es sino el regreso a casa de parte de ese dinero invertido fuera, y seguramente hasta finales de este año, esto será verdad, aunque inmediatamente después empezaremos a recibir del exterior más dinero del invertido por Norteamérica en el resto del mundo.
P. ¿Cómo analiza usted las últimas noticias procedentes de Argentina? ¿Cree usted que podríamos asistir al crack de alguno de los grandes bancos privados norteamericanos?
R. Yo no hablaría de crack, pero sí creo que hay un problema muy serio. Si Argentina no paga, la banca norteamericxana registrará pérdidas muy fuertes, lo que no quiere decir que no pueda seguir funcionando. Incluso alguno de los bancos más en peligro, como Manufacturers Hannover, podría absorber una parte sustancial de tales pérdidas. Pero creo que esa situación no se producirá, porque ello acarrearía serias consecuencias para Argentina, además de dañar al resto de los países latinoamericanos.
P. Los líderes de los países industriales, reunidos en Londres, han hablado de bomba de relojería refiriéndose a la crisis de pagos.
R. Hombre, me gustaría poder contársela en dos minutos. Yo me siento más optimista que hace un año. Sobre todo tras ver cómo están evolucionando las cosas en los dos grandes deudores, Brasil y México. Creo que la solución a largo plazo está en incrementar las exportaciones de estos países.
P. ¿Cuál es su opinión sobre la situación económica española?
R. Bueno, en esto soy un experto de muy pocos días. La situación parece seria, con un desempleo muy alto; no parece existir una falta de la demanda. Algún observador podría decir que el problema podría incluso agravarse, que los salarios son muy altos y las empresas tienen poco incentivo; pero éste es un problema común en Europa.
P. ¿Se siente usted optimista sobre la recuperación económica mundial?
R. Me siento optimista, sí. Porque pienso que la situación está mejorando, no sólo en Estados Unidos, sino en Europa, y que los países están adoptando fórmulas más realistas, con inayor visión de futuro.
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