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Entrevista:Elecciones al Parlamento Europeo

Lionel Jospin: "El bloqueo de la CEE se debe a la actitud de algunos Gobiernos conservadores"

Cuatro de los diez países miembros de las Comunidades Europeas celebraron ayer elecciones para designar los diputados en el Parlamento de Estrasburgo. Los votantes del Reino Unido, Irlanda, Holanda y Dinamarca acudieron a las urnas en porcentajes todavía sin determinar a la hora de cerrar esta edición, aunque se esperaban altas costas de abstenciones. En la mayoría de los casos, la apuesta presentaba perfiles políticos más internos que europeístas. Los resultados no se conocerán hasta el próximo lunes, después de que, el domingo, se complete el ciclo de votaciones en Italia, Francia, República Federal de Alemania, Grecia, Bélgica y Luxemburgo.Pregunta. Se está viendo que Europa no interesa mucho a las gentes, y las elecciones para renovar el Parlamento de Estrasburgo interesan mucho menos. ¿No cree usted que ésto se debe en parte al trillado discurso de los políticos tradicionales, y no cree usted también que sería necesario hacer algo realmente europeo, como, por ejemplo, intercambiar parlamentarios, e incluso ministros, entre los países de los diez?

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El voto de Europa.

Respuesta. En esta campaña, yo hablo de realidades concretas (agricultura, industria, pesca, ciencia), y sobre el terreno muestro cómo la Comunidad puede influir en la vida de las gentes y en su futuro. Pero soy consciente del desfase existente entre la aspiración europea y una realidad que se percibe como muy lejana, abstracta. Ésto se debe a varias razones; dos de ellas, esenciales, a mi modo de ver. La primera se refiere a que no se percibe la envergadura del poder de la Asamblea europea, y, sin embargo, a través del control presupuestario sobre todo, dicha Asamblea puede ejercer un peso sobre las decisiones de la Comisión. En consecuencia, su orientación política, hoy conservadora en mayoría, no es irrelevante.

La segunda razón está relacionada con el bloqueo comunitario, resultante de la ausencia de voluntad europea por parte de algunos Gobiernos conservadores. Como consecuencia de ésto último, observamos la incapacidad de diversificar la actividad comunitaria más allá de la política agrícola, que se lleva más del 60% del presupuesto comunitario y sólo representa el 6% de la población activa. Por lo que se refiere a sus propuestas, me parece que actualmente chocan con dificultades insalvables, y no creo que los tiempos les sean propicios. Que algunos agiten esas ideas no me choca, pero el responsable político debe apreciar la oportunidad y la posibilidad de realización.

'Hay que abordar las dificultades de la ampliación'

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P. Se dice que la entrada de España y Portugal en la CEE deja en situación frágil a la comunidad. ¿Qué piensa usted? En cualquier caso, ¿cree usted en la posibilidad de la Europa de dos velocidades o a la carta?

R. No es la ampliación en sí la que puede hacer más frágil a la Comunidad. Por el contrario, su capacidad de atracción prueba, a pesar de las dificultades, su vitalidad potencial. Lo que puede ser peligroso es una ampliación en la que no se aborden las dificultades, en la que no se negocien los intereses contradictorios. No hay que cometer el error que fue la negociación a la ligera con el Reino Unido.

Por ello, me alegro de que hoy se esté negociando realmente y de que los que consideraban que nuestras condiciones previas de 1979 eran un no comprendan que se trataba, sobre todo, de abordar seriamente los problemas serios, y ésto con un objetivo: concluir la negociación. Sobre la Europa de dos velocidades, lo esencial es que todos mantengamos el mismo motor, es decir, el Tratado de Roma y los principios que éste plantea. De cara al futuro, para nuevas cooperaciones o nuevos contratos, puedo prever que sólo se asocien los que lo deseen.

'Me siento más cercano a un checo que a un norteamericano'

P. En Francia, todo indicá que el voto del día 17 de junio será más un voto sobre política interior que sobre Europa. ¿Cuál es su opinión y qué piensa sobre lo que ocurrirá en los demás países?

R. Yo creo que el electorado va a definirse simultáneamente tanto en función del problema planteado (el tipo de construcción europea) como con respecto a la situación política de cada país. Tan absurdo sería pensar que el resultado va a reflejar una cierta relación interior de fuerzas, como estimar que va a traducir el sentimiento de la opinión pública respecto a otra cuestión como, por ejemplo, un cambio de mayoría para hacer otra política. Continúo creyendo en la importancia de la cuestión europea y, a medida que avanza la campaña, creo más y más que el elector comparte este punto de vista.

P. Usted va a ser parlamentario europeo. ¿Qué va a hacer de nuevo para sensibilizar a la opinión?

R. El hecho de que el Partido Socialista francés haya elegido a su más alto dirigente para encabezar su lista ya prueba su voluntad de integrar más en su reflexión y en su acción la dimensión europea En cuanto haya sido elegido, no lo dude usted, tomaré iniciativas, pero es algo pronto para revelarlas hoy.

P. Puesto que usted no es partidario de la política de los dos bloques, ¿cree que sería conveniente integrar en la CEE a los países del Este y hacer algo en dicho sentido?

R. Hablar de la integración de los países del Este es prematuro pero yo no me conformo con la división de Europa en dos áreas. Bajo regímenes diferentes, el agua es la misma, y la cultura, y la aspiración democrática. Y yo me siento más cercano de un polaco o de un checoslovaco que de un americano del norte.

P. ¿Hay que aumentar los poderes del Parlamento Europeo?

R. Es necesario, sin duda, mejorar su funcionamiento. Por lo que se refiere a la extensión de sus poderes, debe facilitarse el diálogo Comisión-Parlamento, base de un mejor control parlamentario. Avanzar en el sentido de una unión política, como propuso François Mitterrand en Estrasburgo el pasado día 24 de mayo, supondrá para esta Asamblea una acción más concreta. Esto ya sería algo positivo.

P. ¿Se va hacia la creación de una fuerza de defensa europea o cree usted que el final del siglo XX traerá consigo el triunfo de los pacifistas, de los verdes?

R. Yo pienso que en Europa todo el mundo quiere la paz. Pero la paz consiste en poder escoger en los planos económico, diplomático y militar, es decir, consiste en que cada cual pueda garantizar su seguridad. Se trata de definir los medios para conseguir esa seguridad, y lo mejor será que las armas cuenten lo menos posible. Pero aún estamos lejos de esa realidad, ya que las grandes potencias no se preocupan demasiado del desarme, y los europeos son conscientes de que la seguridad de todos y la de cada uno están ligadas. Sin desconocer la importancia de los movimientos pacifistas, no creo que lleguen a ser dominantes. La historia de mi país nos mostró al final de los años treinta hasta qué punto el pacifismo no es la paz. El precio fue alto como para que ahora seamos de nuevo tentados.

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