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Una profunda crisis afecta al área deportiva socialista después de dos años de gobierno

Luis Gómez

La previsible caída de Fernando Amiano como director gerente del Instituto Municipal de Deportes de Madrid, un organismo que movía una masa de más de 1.000 millones de pesetas y cuya gestión, Nevada a cabo por militantes del grupo federal, ha quedado en entredicho, es el punto culminante del fracaso del área de deportes del PSOE. Las relaciones con Romi Cuyàs se han convertido en una cuestión de diplomacia; Javier Solana, ministro de Cultura, ha expresado en algunos círculos su decepción por los hombres del partido. Hace unos días, "órdenes de arriba" obligaron a los miembros del grupo federal a emitir notas y salir públicamente en defensa de Romi Cuyàs y su difícil supervivencia en el Comité Olímpico Español (COE). En la actualidad, y parlamentariamente, no parece existir interés en que ningún diputado defienda temas deportivos en la Cámara Baja. Todo hace indicar que, gobernando, el PSOE ha perdido interés por el deporte.

El área de deportes nació a principio de la transición política con un llamado colectivo de deportes del PSOE, que alcanzó su mayor prestigio cuando un senador por Albacete, Francisco Delgado, tomó el encargo de interesarse por el deporte. Bajo su mandato, el PSOE llevó la primera oposición al gobierno UCD y un radical enfrentamiento con Raimundo Saporta.Según miembros del citado colectivo, fue la lucha del Mundial-82 la que quemó políticamente a Francisco Delgado, ahora próximo a Izquierda Socialista, que pasó a ser un número dos en franca decadencia. Miguel Ángel Martínez, diputado por Ciudad Real, tomó el mando del grupo federal, lo reorganizó con hombres de su confianza y ejerció la última etapa de oposición a UCD, caracterizada por sus buenas relaciones con la prensa deportiva y que le llevaban a gozar de una presencia bastante frecuente en los medios de comunicación. También era reconocido que el PSOE fue el único partido que presentaba alternativas o reflexiones en materia deportiva, frente al desinterés generalizado del resto de formaciones políticas.

Con el triunfo electoral y el sorprendente nombramiento de Romá Cuyàs como secretario de Estado para el Deporte comenzó una rápida desintegración del grupo federal de deportes. Tras un inicial enfrentamiento entre Miguel Ángel Martínez y Cuyàs, el diputado fue convencido de que debía dejar su cargo como coordinador del área deportiva del partido. Éste nombró, en una decisión singular por la forma, a Manuel Campoamor, uno de sus colaboradores, quien se enteró prácticamente cuando su nombramiento era un hecho. Miguel Ángel Martínez había fracasado en su estrategia de introducir hombres del PSOE en el Consejo Superior de Deportes (CSD), labor que bloqueó totalmente Romá Cuyàs, quien sólo aceptó a Daniel Romero, actual director general de Deportes, también de forma singular porque no le conocía personalmente. Cuyàs intentó así congraciarse con Miguel Ángel Martínez, hecho en el que fracasó después.

A partir de entonces, el grupo comenzó a desintegrarse y a perder toda fuerza política. Una callada crítica a Romá Cuyàs, algunas denuncias a Javier Solana, fue todo lo que dio de sí. Manuel Campoamor se dedicó a buscar nuevos militantes en provincias, a la busca de un nuevo grupo de unos 400 miembros". Javier Solana, harto de críticas hacia la gestión de Cuyàs, mostró su enfado cuando el PSOE no apoyó inmediatamente el famoso real decreto sobre federaciones que, según Solana, era una ley inspirada por él. Ya recientemente, "órdenes de arriba", movieron a Salvador Clotas, delegado federal de Cultura y Deportes y miembro de la ejecutiva del partido, y a Manuel Campoamor a realizar una tardía defensa de Cuyàs y su continuidad en el COE.

Próximo cese

Finalmente, Fernando Amiano, miembro fundador del primer colectivo, será cesado como director gerente del IMD, una institución que pretendía ser el modelo de gestión socialista del deporte. Fue un fracaso. Amiano será cesado próximamente. Su cargo lo ocupará un tecnócrata, Fernando Arroyo, secundado por hombres como Ángel Luis López, no militante, y que apoya desde la sombra a un presidente tan deteriorado como Ángel Gómez, de la Federación Española de Gimnasia. Es el punto que delata el fracaso. Hombres destacados como Fernando Andrés prefieren esperar momentos mejores desde puestos de la administración autónoma. Daniel Romero también parece distanciado de sus compañeros. En la oposición a las estructuras del deporte español, existe consciencia de que el área deportiva del PSOE ha dejado de tener presencia activa en este terreno.

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