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Eurocopa. Grupo I: Francia, Bélgica, Yugoslavia y Dinamarca

Victoria mínima de Francia, a base de juego subterráneo

ENVIADO ESPECIALLos apologistas del fútbol ecológico y no violento, como Hidalgo o Menotti, mienten cuando hablan solamente de su fútbol espectáculo. También ellos, como cualquier otro buen entrenador, eligen a sus 11 jugadores por las funciones que han de desempeñar en el campo. Uno es portero, otro líbero, otro debe pegarse con los defensas contrarios, otro es el defensa, y dos, en cualquier equipo del mundo, son los cazahombres. En el equipo francés se llaman Le Roux y Fernández. Le Roux partió la pierna a Simonsen en el primer tiempo; Fernández también hizo méritos para algo similar. Le Roux se pasó, hasta que se lesionó en la segunda parte, todo el encuentro entrando al contrario con los dos pies por delante a la altura del tobillo. El ruido de la fractura de Simonsen se oyó en todo el campo. Francia se adjudicó el primer partido de la Eurocopa 84, pero para ello tuvo que contar con la suerte, con la condescendencia del árbitro en algunos momentos, y con argucias como la pérdida de tiempo, el juego subterráneo y las reiteradas protestas al árbitro.

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Momentos antes de iniciarse el partido inaugural, los entrenadores y capitanes de cada selección firmaron un manifiesto en favor del deporte y en contra de la violencia del fútbol. Todos se comprometían a respetar al árbitro y al contrario. Ya en el primer partido el manifiesto ha quedado en un juego floral más de una tediosa ceremonia inaugural. Como Piontek y Michel Hidalgo habían anunciado, lo que se lleva es el 55. Es decir, cinco jugadores en el centro del campo por cada equipo. Por primera vez desde que se inventó esto del fútbol disminuyen los defensas. Es el lado optimista. El pesimista es que no aumentan los delanteros. Todo se resuelve en el centro del campo. Claro que, para ello, hay que contar con jugadores como los daneses que sirven para todo. Michel Hidalgo lo ha dicho muy claro hoy: "Esta gente tiene buena salud".

El encuentro, por esta razón, fue muy nivelado. Berggren, el jugador que pretende el Zaragoza, prácticamente anuló a Platini y creó las ocasiones de gol más claras de Dinamarca. En el minuto 36 de la primera parte suyo fue el cabezazo que desvió Bats con apuros. Fue la única ocasión de peligro en uno y otro bando. Pero esto no significó ni el aburrimiento de los espectadores -correctísimas las dos aficiones- ni perdió calidad el espectáculo. Es innegable que Francia mueve el balón como los brasileños, pero los daneses tienen facultades para defender y atacar y calidad técnica para llevar el balón a los espacios vacíos. Que se llegara al descanso con empate a cero sólo significa que las dos selecciones son muy similares.

La incorporación de Laundsen por lesión de Simonsen en el segundo tiempo dio más fuerza a Dinamarca. Inició esta segunda parte con un dominio absoluto de la situación. Sin embargo, el cansancio relajó los marcajes y el balón pasó más deprisa de una portería a otra. Aunque Platini era el único del llamado trio del oro (Giresse, Tigana, Platini), que descansaba, fue el único que creó ocasiones de gol. Él fue el centrocampista más adelantado y el que remató por dos veces de cabeza, con espléndidos desvíos del portero danés. Dinamarca respondió con un buen remate de Eljkaer. Por entonces, hacia el minuto 75, una batalla campal estaba a punto de ocurrir. El colegiado no castigaba con suficiente rigor el juego subterráneo. Cuando Amorós golpeó por detrás al dinámico Eljkaer, el políglota Piontek saltó del banquillo para levantarle la voz al árbitro. El entrenador danés todavía tenla en sus oídos el ruido que produjo cuando chocó la tibia de Simonsen con los tacos de Le Roux.

Resolvió Platini

En medio de estos constantes ataques de uno y otro equipo, Platini acertó a resolver el partido. Se encontró con la suerte de que un defensa le desviara su dudoso disparo a gol. Los minutos que restaron no fueron los que corresponden a una pretendida selección brasileña. Francia, como cualquier equipo vulgar, tuvo que recurrir a perder tiempo, al juego subterráneo y a las protestas al árbitro. Hidalgo le llama a esto "experiencia", y es verdad que Francia ya no es un equipo con defensa inocente. La excepción fue Amorós, que a dos minutos del final se encargó de violar el precioso manifiesto de la no violencia. Amorós fue expulsado por cabecear al contrario más próximo, que era Olsen.

El partido de inauguración demostró que no hay genios, y que Francia tampoco lo es. Su defensa sigue siendo débil y las preciosistas incursiones de Giresse y Platini casi nunca terminan con disparos a gol. Francia sigue con su récord particular: desde hace siete partidos no le marcan un gol. Fue un 5 de noviembre en este mismo estadio cuando España lo logró por última vez.

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