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El congreso de los liberales de la RFA, que concluyó ayer, acentúa la crisis del partido

, El congreso del partido liberal (FDP), que concluyó ayer en Muenster (República Federal de Alemania), acentuó todavía más la crisis del partido, con un presidente en situación precaria, el ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, que sólo obtuvo un 61% de votos favorables de los delegados y que anunció ya su intención de no presentarse a la reelección en el próximo congreso, dentro de dos años.El pasado fin de semana, el congreso del partido socialdemócrata (SPD) del Estado federado de Hesse aprobó la cooperación con los verdes - ecologistas y pacifistas -, lo que permitirá la elección del presidente del Gobierno Holger Boerner (SPD), que gobernaba provisionalmente sin mayoría parlamentaria.

Genscher ha salido tocado del congreso del FDP en Muenster, con el segundo peor resultado de sus 10 años de presidencia. Tan sólo en noviembre de 1983, en Berlín Oeste, tras el cambio de pareja en Bonn, obtuvo menos votos, pero entonces hubo un contracandidato de los opuestos al cambio de coalición.

La duda que se abre ahora es si es posible mantener a un hombre en precario al frente del partido, cuando ya se prepara para disputarse la sucesión -así se advirtió ya en Muenster- una nueva generación de jóvenes lobos del liberalismo, los dirigentes de 40 años del FDP en provincias, que esperan suceder a Genscher y lavarle la cara al desgastado FDP.

Las perspectivas del FDP son negras. Para las elecciones al Parlamento europeo, que en la RFA tendrán lugar el próximo día 17, el Instituto de Demoscopia de Afiensbach pronostica un 3,5% para el FDP, lo que supondría la desaparición de los diputados liberales alemanes del Parlamento europeo.

El año que viene será decisivo para el FDP, con elecciones regionales en Berlín Oeste y en los Estados federados del Sarre y Renania del Norte-Westfalia. Si el FDP desaparece también en Berlín Oeste y el Sarre y no consigue el 5% en el Parlamento (Landtag) de Düsseldorf, Genscher podría no llegar a cumplir su mandato de dos años. El presidente del FDP creyó que con su anuncio de no presentarse a la reelección dentro de dos años conseguiría un mayor apoyo del congreso del FDP, pero el comportamiento de los delegados fue inmisericorde.

Lo mismo ocurrió con su delfin, Juergen Moellemann, ministro de Estado de Asuntos Exteriores, a quien se le conoce por el mote de el ventrílocuo de Genscher. Moellemann, que deberá conducir el FDP en la lucha decisiva por el Landtag de Düsseldorf, dentro de un año, fue el miembro de la presidencia menos votado, con sólo 182 votos de los 400 delegados.

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