Gigantes y molinos en la crisis de los nacionalistas

La doble decisión adoptada el sábado por la asamblea del PNV detiene, de momento, el peligro de un desordenado y generalizado movimiento de contestación interna, pero no zanja, sino que aplaza la crisis de fondo que el conflicto navarro puso de relieve. Tal crisis, según la Prensa nacionalista no ha sido en realidad sino el resultado de la "intoxicación y manipulación" de la realidad por parte de "los rivales del nacionalismo, empeñados en ver gigantes donde sólo había molinos".Sin ambargo, desde bastante antes de la decisión que liquidaba a la organización nacionalista en Navarra -y, de paso, convertía al lendakari en un afiliado disuelto-, los observadores habían señalado la existencia de, al menos, los siguientes problemas pendientes de solución en el seno del PNV: las divergencias sobre los criterios de distribución de competencías -es decir, de los fondos públicos- entre el Gobierno autónomo y las diputaciones; la relativa indefinición ideológica (le un partido que, sin embargo, pertenece desde hace 40 años a la Intemacional Demócrata Cristiana; las divergencias respecto a la política de alianzas; la oposición entre neoforalistas y estatutistas.

Queda por resolver tambiénla línea a seguir en Navarra una vez consolidada la autonomía un¡provincial en dicho territorio; el problema del líderazgo tras el cese de Arzallus; la necesidad de modernizar las estructuras internas del partido; la conveniencia o no, en fin, de un congreso, siete años después del último.

Los navarros fueron sancionados por su negativa a pactar con Alianza Popular. Quienes más han defendido ese pacto se caracterizan, en general, por abogar en favor de un replanteamiento del problema vasco en términos de reintegración foral. En un reciente número del boletín interno del PNV se glosaba una frase de Fraga, interpretándola en el sentido de que "AP aboga por un entendimiento con el PNY en base a la aplicación del sistema foral tradicional".

Por lo demás, el conflicto entre la Diputación de Vizcaya y el Gobierno vasco en relación a la presunta "invasión de competencias" por parte de la primera, las divergencias sobre la aplicación del criterio confederal en relación al contencioso navarro, las declaraciones de miembros del EBB sobre su capacidad para fabricar nuevos lendakaris "si el actual dimitiera", la indignación expresada por Ajuria Enea por tales insinuaciones indican que continúan las divisiones de fondo.